«Preservación y puesta en valor»
El artículo «Preservación y puesta en valor» de Mario Silveira y Patricia Frazzi, ha sido publicado en Palacio de las artes, historia y arqueología, Revista Hábitat, Año 6, número 31, páginas 32 a 37, en la ciudad de Buenos Aires, correspondiente al mes de julio de 2000.
Los bienes excavados en el Palacio de las Artes1 son de carácter arqueológico histórico. Por esa razón, y para su preservación, se tomaron una serie de medidas y se realizaron mínimas intervenciones para retardar los efectos de los factores ambientales y físicos que provocan su deterioro.
Para poder llevar a cabo esta tarea fue fundamental la colaboración y sensibilidad del dueño de la propiedad, quien comprendió el objetivo de la Conservación Preventiva de los objetos excavados. Según las Recomendaciones de la UNESCO aplicables a excavaciones arqueológicas, Nueva Delhi, 5/12/56, los bienes extraídos deben ser protegidos.
Teniendo en cuenta estas Recomendaciones y bajo las Normas para el Ejercicio Profesional del Código de Etica del AIC (American Institute for Conservation Of Historic and Artistic Works, mayo de 1994) se realizó la tarea en el Palacio de las Artes.
El deterioro es un proceso dinámico que se controla teniendo en cuenta las causas que lo provocan: luz, temperatura, humedad relativa y gases atmosféricos.
Como primera medida se tuvo la precaución de atenuar el impacto de los factores ambientales sobre los objetos al ser extraídos de la tierra. Los mismos fueron guardados en doble bolsa de polipropileno tal como fueron sacados del pozo y fueron agrupados según materia prima. Cada bolsa fue etiquetada identificando el sitio, nivel de ubicación del objeto y fecha.
Luego se comenzó con la limpieza de los objetos excavados. Los elementos de hierro con alto grado de oxidación se trataron mecánicamente, en seco, con bisturí, y luego fueron protegidos con cera microcristalina diluída en trementina aplicada con pincel. Los objetos de hierro con menos deterioro fueron limpiados en seco, con cepillos de fibra blanda y se utilizaron estecas de madera para retirar las adherencias. Las herramientas usadas para eliminar incrustaciones siempre son de un material más blando que el de la materia prima de la pieza. Esto se realiza para evitar marcas durante el proceso y permitir una correcta interpretación en el estudio de la misma. El único objeto de cobre, un fragmento de rastrillo, fue limpiado químicamente con ácido acético diluído. Luego se lo enjuagó profundamente con una solución levemente alcalina y se protegió con una capa de cera microcristalina diluída en trementina, como todos los elementos de metal. Los fragmentos de loza y gres se limpiaron en seco con cepillos de cerda blanda y palillos de bambú. Los que pertenecían a un mismo objeto se pegaron con Paraloid B72 preparado como adhesivo. Para lograr una buena junta se limpiaron los sustratos de los fragmentos y se ejerció presión en el momento de la adhesión. Los fragmentos de azulejos y tejas se lavaron con agua destilada y las incrustaciones fueron retiradas con estecas de madera. Los ladrillos cuya estructura y estado de conservación lo permitían se lavaron con agua destilada, los restantes se limpiaron mecánicamente, en seco, con cepillos blandos. Los vidrios fueron lavados con agua destilada. Los fragmentos que presentaban incrustaciones de carbonatos fueron tratados con ácido clorhídrico diluído aplicado por medio de topicaciones localizadas y luego fueron bien enjuagados. Se realizaron adhesiones y un soporte para mantener la estructura de una botella incompleta con un palillo de bambú barnizado con acetato de polivinilo neutro. Los huesos se limpiaron en seco con cepillos de cerda blanda para evitar marcas y así proteger la evidencia histórica. Todas las intervenciones fueron mínimas, no invasivas, y se efectuaron con materiales reversibles. Las reconstrucciones se hicieron con un criterio didáctico para facilitar la interpretación de lo que fue el objeto en su origen y de esta forma aproximarnos a la comprensión del pasado.
Se redactó un informe técnico sobre los procedimientos realizados, ilustrado con fotografías, que fue entregado al dueño de la propiedad. Todo este material fue expuesto in-situ en una vitrina próxima al brocal. Para el montaje de la exposición se usaron soportes de espuma de polietileno de diferentes grosores. Se realizó una secuencia de fotos de la casa en distintas épocas, un corte del pozo en escala y carteles explicativos para una mejor lectura de la muestra.
Por último, se recomendó una mínima exposición de los objetos a la luz artificial, evitar los cambios bruscos de temperatura y humedad relativa como así también el manipuleo de las piezas.
Esta exposición permanente en un lugar donde se difunde nuestra cultura permite la difusión y la toma de conciencia de la necesidad de la protección de nuestro patrimonio arqueológico histórico.
Bibliografía
- Acton, Lesley y Paul Mc Auley
Restauración de Loza y Porcelana, Editorial Gustavo Gilli S.A. Barcelona, 1997.
- American Institute for Conservation of Historic and Artistic Works (AIC) EEUU.
Código de Ética y Normas para el Ejercicio Profesional, 1994
- Colcultura
Manual de prevención y primeros auxilios, Litografía Arco- Bogotá- Colombia, 1985
- Gómez; María Luisa
La Restauración- Exámen científico aplicado a la conservación de obras de arte, Editorial Cátedra- Madrid, 1998.
- Goren, Silvio
Auxilios Previos para Colecciones Artísticas e Históricas, Cuaderno Técnico Nº 1, Gama Estación Gráfica, Buenos Aires, 1997
Notas
1 El Palacio de las Artes está ubicado en la calle Zapiola 2196 y alberga a la Fundación Mecenas dedicada a distintas manifestaciones culturales. Allí se encontraron en el subsuelo de la casa un brocal con un pozo del cual se extrajeron los objetos y fragmentos que motivan este artículo