«Museo Mitre: una acción de rescate arqueológico (1999)»
El artículo «Museo Mitre: una acción de rescate arqueológico (1999)» es un informe inédito realizado para el Centro de Arqueología Urbana (FADU – UBA) por los investigadores Zunilda Quatrin y Xavier Perussich, en la ciudad de Buenos Aires, el año 1999. Las imágenes fueron provistas por el Gobierno de la Ciudad.
Un poco de historia
El solar ubicado en la calle San Martín 336, si nos remontamos a los inicios de la documentación existente, fue otorgado a Francisco Pantaleón mediante el repartimiento de tierras de Juan de Garay en 1580. No se ha podido constatar si ocupó, vendió o transfirió el terreno.
Recién en protocolos de 1746 se han podido hallar documentadas las operaciones de compra-venta del solar y casa histórica, ubicado sobre la entonces calle de las Catalinas.
El capitán Silverio Fredes es quien vende el solar a doña Josefa de Osorio. Doña Josefa sólo había construido un cuarto a media agua donde guardaba su carruaje. En 1746, vende a don Juan Bautista Gorostizu, quien vive allí hasta 1782 sin construir mas de lo que ya existía.
En 1782 habita el lugar doña Margarina Echeverría de Paz, quien aparentemente en 1785 hace construir una casa con 3 cuartos a la calle y zaguán, sala dormitorio y 2 cuartos, ubicada en la ahora calle de la Santísima Trinidad. Luego de su muerte vive allí su hijo, el Dr. Domingo Paz y Echeverría, abogado de las Reales Audiencias de La Plata y Buenos Aires, quien muere en 1798 de “calentura maligna”.
La casa es comprada por doña Petrona La Llama. Su hija, casada con don Benito Antonio Olazábal, da a luz 8 hijos, algunos de los cuales fueron destacados oficiales de la independencia, quienes viven allí hasta 1821. Durante este período el terreno sufrió reducciones debido a ventas parciales. Por esa época, se llamaba calle Victoria.
En 1821, la venden a Marcelino Carranza, natural de Córdoba y casado con doña Martiniana Viamonte, comerciante y teniente 1° de la Brigada de Infantería Cívica.
Hacia 1824, cuando la calle se llama de la Catedral, la compra don Gabriel Real de Azúa, quien repara la casa y la alquila hasta 1836 a la firma inglesa Campbell, Mc. Dougall y Cia., dedicada a la importación y exportación. Luego la alquila a don Diego Miller, otro comerciante inglés y, posteriormente, don Gregorio Tejerían, comerciante español.
Ocurrida la muerte de don Gabriel Real de Azúa, sus herederos la venden en 1844 a don Francisco Halbach, diplomático alemán quien realiza numerosas reparaciones.
Hacia esos años ya tiene la calle su nombre actual.
Don Benigno Velásquez Ichollet es su nuevo propietario en 1859, cuando se presenta para alquilarla un joven militar, político y periodista, don Bartolomé Mitre, quien vive allí hasta el final de sus días, a pesar de haber pasado por las manos de 2 dueños posteriores: Mariano Saavedra y el Dr. Ángel Medina.
En enero de 1869, sus partidarios obsequian la casa a Bartolomé Mitre, después de terminar su presidencia, escriturándose a su nombre.
Breve Reseña de las etapas constructivas y remodelaciones
Hacia 1746, cuando aparece en los protocolos la venta del solar, se registra la venta de Josefa de Osorio: “se lo vendo por libre de empeño censo e hipoteca especial ni general que no le tiene con mas mas un quartito de media agua que en dho sitio se halla edificado el qual me a servido de cochera acepción de las puertas y umbraladuras que en dho quarto se hallan qe estas no se comprenden en dha venta) en precio y cuantia…”
En 1798, se expresa “combiene asaber unas Casas que quedaron por el fallecimiento del expresado Don Domingo de Paz y Echeverría su constituyente que son y se hallan en la trasa de esta Ciudad, a tres cuadras y media de la Iglesia Catedral caminando para el Norte, cuios edificios de que se componen están de manifiesto todos ellos construidos en el terreno de treinta y cinco varas de frente al leste y otras tantas de fondo al Oeste…”, “cuias casas y terreno hubo el finado Dr. Paz de su Madre Da. Margarita de Echeverría en cya virtud la poseyó pacíficamente y sin contradicción alguna, y la expresada Da. Margarita hubo dho sitio, con un corto edificio, por compra que de ello hizo en la Publica Almoneda que se hizo de los bienes quedados por muerte de D. Juan Bautista Gorotizu…”.
Para 1821, cuando se realiza una tasación surgen datos casi exactos de cómo era entonces la casa: tres cuartos a la calle, zaguán, de muros dobles viejos: sala que mira al norte, de muros dobles de adobe cocido; dormitorio, otro cuarto; cuarto, pasadizo y altillo al este en el primer patio; dos cuartos mirando al este y un pasadizo deteriorado; corredor mirando al sur, con techos de azotea; cuarto en dicho patio mirando al norte; cocina nueva en el tercer patio.
Hacia 1826, uno de los cuartos de adelante, el que esta hacia el norte, es utilizado como local.
En 1844, su propietario (Halbach) cambia los techos y modifica el frente.
Para 1859, se cierra la puerta en la tercera habitación del frente, y se la sustituye por la ventana.
En febrero de 1889, la empresa Pablo Besana, inicia una serie de reparaciones y la casa toma aproximadamente su vista actual.
¿Porqué los datos anteriores?
Creemos necesario aclarar en el presente informe, qué rol le otorgamos a los datos vertidos en los párrafos anteriores. Estamos convencidos de que:
– los datos documentales y los datos arqueológicos pueden ser contrastados uno con el otro.
– ambos tipos de datos pueden complementarse y llenar los espacios en blanco donde cada uno necesita afianzarse.
– un conjunto de datos, generalmente los documentales, pueden dar impulso a las hipótesis que luego son testeadas con el conjunto de datos arqueológicos.
– cada conjunto de datos puede ser utilizado como una fuente de contexto que provea las bases para la interpretación.
– cada conjunto de datos puede ser usado para desenmascarar visiones del pasado provistas por el otro conjunto.
Creemos que ninguna de las aproximaciones anteriores excluye a las otras. Es mas consideramos que se complementan y que, en distintas instancias del proceso de investigación podemos crear vínculos analíticos entre las formas escritas y materiales de expresión mientras continuamos entrelazando la arqueología y la historia.
No debemos perder de vista que el objeto de nuestras investigaciones no son los documentos –escritos o arqueológicos- en si, sino las sociedades que los produjeron y de las cuales son los últimos representantes.
La importancia del rescate arqueológico
La arqueología de rescate surgió en las últimas décadas, en los países desarrollados, como una respuesta frente a la permanente amenaza de destrucción del patrimonio arqueológico por la realización de obras de distinta escala, y consiste en la recuperación de los materiales arqueológicos amenazados, antes de la iniciación de dichas obras (Ver Cooper et al. 1995:248). Esta especialidad reviste un interés público especial, ya que de no recuperarse las evidencias arqueológicas amenazadas, se produciría una pérdida irreparable a nuestro conocimiento del pasado.
Excavación en la Sala 21
La Comisión Nacional de Museos Monumentos y Lugares Históricos, a través de la Dirección nacional de Arquitectura, inicia en diciembre de 1998 obras de reparación en el Museo Mitre.
En el marco del Plano de Potencial Arqueológico de Buenos Aires, y de acuerdo con la Asociación Amigos del Museo Mitre, quien financia los trabajos arqueológicos, se decide realizar el rescate y excavación, una vez levantados los pisos actuales, en lo que fue el Escritorio de Bartolomé Mitre, hoy Sala 21 del Museo.
La acción de rescate se llevó a cabo entre los días 8 al 12 de febrero de 1999.
Se realizaron 9 pozos de sondeo de 0.30m de diámetro y 0.50 m de profundidad. Como resultado de esto, se decide abrir 2 transectas de 4 m en sentido E-W, y 1 m en sentido N-S.
En la transecta A, ubicada a 0.80 m de la pared N de la sala, se detecta un muro realizado con ladrillos de 0.45 x 0.18 x 0.045 m, que tiene una profundidad de 8 hiladas. Sobre estas, una hilada de ladrillos de las mismas dimensiones. Este muro tiene su eje a 1.40m de la pared norte. Dadas las características del mismo, es altamente probable, que pueda ser relacionado con las primeras construcciones del siglo XVIII.
En el ángulo NE de la misma transecta, se derrumbó el antiguo conducto de un albañal, el cual llega a una profundidad de 040 m.
En transecta B, ubicada a 1 m hacia al S de la anterior, se halló arterial de relleno de demolición, la cual puede ser adscripto a la construcción a la cual pertenecía el muro. Cavado sobre el relleno se encuentra una estructura de forma irregular, de unos 0.60 m de profundidad, con material quemado. Dicha estructura ocupa los sectores 2, 3 y 4 de la transecta B, y los sectores 2 y 3 de la transecta C (abierta con posterioridad). A 0.70 m de profundidad, en el sector 2 de la transecta B, se derrumba parcialmente el techo de un conducto, cavado en la tosca, que corre en sentido E-W y pasa por debajo de los cimientos de las paredes actuales. Su piso esta ubicado a 1 m del techo, por el mismo corre un caño vitrificado; su ancho es 0.90 m.
La transecta C, ubicada entre A y B, presenta las mismas características que la transecta B, esto es, relleno de demolición y parte de la estructura con material quemado.
La excavación se realizó por niveles artificiales de 0.10m, trabajados a cucharín, espátula y pincel. Se llegó a la profundidad del piso original (tosca) la cual aparece en forma irregular a distinta profundidades. El área excavada es de 12 m cuadrados.
Materiales arqueológicos recuperados
Cerámicas y lozas
Podemos diferenciar 2 variantes, correspondientes a 2 materiales diferentes. La primera corresponde a un contexto con gran profusión de cerámicas, fundamentalmente mayólicas, seguidas por cerámicas utilitarias europeas e hispanoamericanas y lozas inglesas, sumado a cerámica de tradición indígena. Coincide con un relleno pardo claro, poco consolidado, donde también aparecen ladrillos, tejas, metales, etc.
Las categorías presentes son:
Mayólicas
Talavera azul s/blanco, 9
Triana azul s/blanco, policroma, azul y verde s/blanco a bacín, 35.
Loza fina Alcora, blanca y decorada, 6
Loza inglesa: Creamware, sin decorar, 18
Pearlware, decorada, 1
Slipware, anular, 1
Porcelana, decorada y sin decorar, 2
Cerámicas Hispanas:
Tradición europea, utilitarias:
Pasta roja, vidriado verde sobre amarillo, 1
Vidriada marrón, 3
Vidriado amarillo sobre pasta blanca, 3
Botija de aceite, 4
Micácea naranja, 1
Vidriado marrón oscuro sobre pasta marrón oscura (posible fragmento de lebrillo), 1
Cerámica hispano-indígena:
2 fragmentos correspondientes a una botija de agua en la cual se observan las huellas digitales del alfarero.
1 fragmento de la boca de una tinaja, de cuerpo muy grueso y desgrasante de mica.
Posiblemente su función haya sido para trasladar vino.
Cerámica de tradición indígena:
Cerámica Guaranítica, de engobe rojo y bruñido, con borde evertido, 1
Cerámica Buenos Aires 7.
Este contexto estaría indicando una temporalidad comprendida entre fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX. Encontramos algunos elementos que podríamos asignar a fines del siglo XVII, como las Talaveras.
La segunda variante esta caracterizada por la presencia casi excluyente de azulejos de Pas de Calais, de los que hallamos 15 fragmentos, y otros materiales minoritarios, ubicados en una matriz de cenizas, carbón y madera sin quemar.
Este contexto estaría indicando una temporalidad aproximada que va entre 1830 y 1870.
Podríamos llegar a considerar una tercera variante, formada por los elementos hallados dentro del conducto (pequeño túnel) y en el relleno que le corresponde, en el que encontramos materiales de construcción con algunos fragmentos de azulejos industriales ingleses. Los elementos allí encontrados poseen características netamente industriales, por lo que le asignaríamos una fecha probable de depositación que estaría ubicada entre 1890 y 1910.
Objetos de metal
Con referencia a los metales, podemos decir que fueron hallados unos 60 clavos del tipo cuadrado, algunos fragmentados debido a la corrosión.
Lo mas destacado de la muestra esta conformado por una bala de cañón, con un diámetro de 6 a 7 cm.; fragmentos de una cantimplora (pico, parte del hombro y uno de sus laterales); parte de una reja, con la porción en que se inserta en la pared; un hierro en forma de Y, una de cuyas prolongaciones describe una ligera curva y su parte mas alta se encuentra evertida, pudiendo presumir que era utilizado en los carros para la sujeción de las riendas.
Pipas de caolín
La muestra esta compuesta por 11 fragmentos correspondientes a cañas, de diverso grosor y diámetro del orificio del conducto. No se registran marcas de fabricación.
Vidrios
Resulta llamativa la escasa cantidad de objetos de vidrio, ya que este material, en general, es el más abundante en contextos de este tipo. Solo se han recuperado 54 fragmentos de dimensiones entre 1 y 3 cm. De estos solo 3 podrían corresponder a bases de botella redonda. Hay 21 fragmentos de vidrio plano de ventana. El resto son fragmentos pequeños, difíciles de determinar e imposible de remontar.
Material óseo
En el momento de la excavación, nos fue posible observar la coexistencia en un mismo contexto sedimentológico de elementos óseos en muy distintos estados de conservación sin que pudiésemos notar una causa evidente de tal diferenciación en el propio sedimento que los contenía. Tampoco pareció existir una relación observable entre dichos estados de conservación y elementos anatómicos específicos.
Los taxones presentes en la muestra corresponden a:
Invertebrados: Mollusca (bivalvos)
Vertebrados
Clase Peces Oseos
Clase Aves:
Familia tinamidae: Inambues o perdices americanas.
GéneroNothura sp (probable)
Gallus Gallus domesticus o Gallina doméstica
Clase Mamíferos:
Orden Rodentia (micromamíferos)
Subfamilia Caprinae (ovejas y cabras)
Género Ovis (probable). Bos Turus (ganado vacuno)
Ungulados grandes y ungulados pequeños
Es notable, a priori, la enorme abundancia de Bos taurus sobre los demás ítems.
Prácticamente ninguno de los elementos recuperados corresponde a una pieza o elementos anatómicos completos, sino que se trata mas bien de fragmentos, cuyo tamaño oscila entre 1 cm y 30 cm, principalmente en mamíferos.
En la mayoría del material recuperado se observan evidencias de haber sido procesado mediante “impactos”, probablemente de hacha o machete, y sólo en algunos casos muy aislados mediante el uso de sierra o herramienta semejante.
De acuerdo con las características físicas del material presente, se describieron las siguientes categorías:
Elementos de color blancuzco, con mayor peso especifico que el esperado en condiciones normales de enterramiento, fríos al tacto y de notable dureza en superficie.
Elementos blandos y maleables, “jabonosos” al tacto, que se desintegran en una pasta al intentar sujetarlos. Corresponde, en general, a los fragmentos de mayor tamaño de la muestra.
Elementos con pérdida de periostio y sustancia esponjosa, sumamente frágiles a la manipulación, al punto de desintegrarse.
Elementos de dureza y consistencia semejantes a la del hueso “fresco” correspondiendo a los elementos más pequeños y menos abundantes de la muestra.
Fragmentos quemados, en distintos estados de calcinación, de coloración negra o blancuzca, típica de la exposición al calor directo.
Elementos con fisuras por “evaporación”, se observaron en una alta frecuencia fisuras profundas posiblemente producidas por eventos previos a la extracción arqueológica, aunque no se descarta la posibilidad de que ello sea el resultado del proceso de lavado y secado del material.
Elementos con manchas verdes y violeta, de contorno bien definido, observados en muy baja frecuencia.
Desintegración parcial del esmalte y exposición de la dentina en varios de los dientes de la muestra, lo que evidencia una alteración química notable.
Cabe aclarar aquí, que varias de las características antes descriptas, corresponden al material al momento de su extracción, ya que luego de su limpieza se observaron modificaciones macroscópicas en el mismo, entre las cuales se destaca la desaparición en los fragmentos más blandos y maleables de la consistencia jabonosa al tacto.
Por tratarse de un informe preliminar, queda aun pendiente realizar y discutir varios aspectos, principalmente con relación a las posibles causas de los procesos y alteraciones sufridas por el material óseo de tan particulares características.
Comentarios finales
Teniendo en cuenta las características del predio, la profusión de materiales hallados, creemos que aún se conservan gran cantidad de vestigios de los comienzos de la ciudad y de su conexión con el resto de las naciones del mundo, que son accesibles a la arqueología.
Si bién la transformación urbana y las recurrencias y cambios en el uso del espacio, pudieron afectar la preservación del registro arqueológico, son características y temáticas que definen el trabajo dentro de la arqueología histórica urbana. Consideramos sumamente importante poder continuar con las excavaciones en el resto de la casa histórica, a medida que avancen las obras.
Por otra parte, y dado que el presente informe tiene aún carácter de preliminar, faltarían analizar contextos que provean las bases que faltan para la interpretación final del sitio.
Agradecimientos
Agradecemos a la Asociación Amigos del Museo Mitre, Dr. Daniel Schávelzon, Prof. Rodolfo Giunta, Arq. Pablo López Coda. Participaron de la excavación la Lic. Liliana Mamone, Paula Frankovic, Manuel Cueto, Carolina Camporotondo, Oscar Fernández, Mara, Lalo y José María Mayol; sin cuya dedicación hubiera sido imposible terminar en los plazos acordados.
Equipo de Rescate Arqueológico
- Lic. Zunilda Quatrin (dirección)
- Lic. María Susana Seijas
- Srta. Ana Igareta
- Sr. Xavier Perussich
- Planos: Arq. Osvaldo Otero
- Fotografías: Sr. Manuel Briata