Hallazgos arqueológicos en la Casa de Liniers: la polémica sobre los fragmentos rectangulares de cerámicas coloniales
Estas notas tienen por objeto mantener a los interesados en contacto con las excavaciones y hallazgos que se llevan a cabo en el trabajo encarado por la Dirección General de Patrimonio e Instituto Histórico, dado el interés que ha despertado este conjunto de los siglos XVII y XVIII debajo de la que fuera la casa del Virrey Liniers (Sarratea) en la esquina de Venezuela y Bolívar. En este artículo, que es el número 27 de la serie y escrito por Daniel Schávelzon en el año 2012, se hace mención a la polémica sobre los fragmentos rectangulares de cerámicas coloniales.
Tras la publicación de la Nota 14 de esta serie (2012), en la que presentamos varios fragmentos de cerámicas coloniales cortadas de manera rectangular y sin un uso que siquiera pudiéramos imaginar, se levantó gran polémica entre los investigadores. Resultaba intrigante que algo que alguna vez vimos como curiosidad ahora era habitual y en cerámicas fechadas desde el siglo XVI hasta el XVIII y muchos opinaron y nos hicieron llegar posibles interpretaciones. Lo intrigante no era sólo la forma inusual si no que casi todas tenían diferentes tamaños y proporciones, entre 3 y 10 cm de largo y eran de todo tipo de material cerámico, sea vidriado o no. Y si bien las piezas redondas que tanto se conocen ya en la arqueología histórica sabemos que se usaban como fichas de juego o tapas de botijas según su tamaño, estas rectangulares son por cierto extrañas.
Tras largas discusiones y búsquedas bibliográficas surgió una única hipótesis, la que dieron Florentino y Carlos Ameghino hace un siglo, cuando viajando por la Patagonia descendieron de su barco y narraron:
Esta mañana hago una exploración como una legua al Este de esta pueblo (Carmen de Patagones) y descubro sobre una barranca un paradero indio, donde recogí fragmentos de flechas, cuchillos, etc. De piedras; pero lo más curioso que en este paraje recojo algunos trozos de gres cuadrados artificialmente, probablemente para servir como piedras de afilar 1.
Lamentamos que esta inteligente idea de nuestros viejos y sabios observadores no sea aplicable en estos casos, ya que si bien eso podría ser factible para el gres, material de grano en extremo fino y delicado, no es igual para estas cerámicas de grano grueso e irregular. Por otra parte, si hubiesen sido usadas de esa manera tendrían marcas de desgaste por abrasión lo que no es el caso. Hubiera sido lindo darle la razón a Ameghino, pero esta vez no fue el caso. Seguimos esperando otra hipótesis inspiradora ya que los contextos no dan explicaciones para esto sucedido en los finales del siglo XVII e inicios del XVIII. De todas formas es útil la idea perdida entre textos poco frecuentados ya, para quienes tengan este tipo de objetos en épocas en que el gres sea habitual, especialmente desde los inicios del siglo XIX.
Cabe destacar que una de estas piezas encontradas, la más antigua al menos por el material, sí tiene signos claros de haber sido desgastada sobre sus cuatro caras, pero es una abrasión hecha para formatear el objeto, no por uso, ya que un cuchillo rebaja primero los bordes y luego el interior, lo que vemos en cualquier piedra de afilar antigua o moderna. Otra fue también regularizada por abrasión pero de manera expeditiva y sobre una superficie plana. De todas formas habrá que agudizar las observaciones en todas y cada una de estas piezas. Estamos cada vez más convencidos que algunas son algún tipo de un instrumento de trabajo muy simple y que el mercado no ofrecía.
1 Florentino y Carlos Ameghino, Reseñas de la Patagonia: andanzas, penurias y descubrimientos de dos pioneros de la ciencia, Ediciones Continente, Buenos Aires, 2006, pags. 39-40.