«Recuperación de la entrada original del Palacio Muncipal»
El informe titulado «Recuperación de la entrada original del Palacio Municipal», preparado para el Centro de Arqueología Urbana, ha sido desarrollado por Samanta Romano, Lorena Borracci y Daniel Schávelzon en base a un trabajo de excavación realizado en agosto de 2005.
“Hay otros mundos, pero están este”. La cita del poeta Paul Eluard, puede ser aplicada para muchos sitios emblemáticos de la ciudad. Sobre la actual calle Bolívar, allí donde ni siquiera el viento que inicia la novela La Bolsa1 encuentra más que un ancho boquete donde refugiarse, se encuentra hoy el edificio de la Sede del Gobierno Porteño. Su piedra fundamental fue colocada el último día de 1890 y en sus cimientos se coloco una caja de plomo que contenía entre otras cosas, medallas conmemorativas de la ciudad y una moneda de la Confederación Argentina acuñada en 1854.
La edificación de la Casa Municipal, tal como se la denominó originariamente, fue la historia de un largo derrotero desde que una Comisión Municipal se reuniera el 3 de abril del 1856 en los altos del primer Departamento de Policía de la Ciudad, ubicado en la misma calle, que por entonces se llamaba Santa Rosa.
Fue necesaria la demolición de esta antigua construcción que originariamente había sido el primer Seminario Conciliar, luego conocida como “Casa del Obispo”, para dar lugar al nacimiento de Avenida de Mayo y al inicio de la historia de un modesto palacio que se convertiría en la sede de la Intendencia Porteña.
Inicialmente la Casa Municipal fue construida sobre la Avenida de Mayo y ocupaba solo quince metros sobre la calle Bolívar. Aún convivía a su lado con otras antiguas construcciones, palimpsestos en superficie de una época que las corrientes de la modernidad ansiaban dejar atrás. Este primer edificio tenía dos entradas, una sobre la Avenida de Mayo que todavía persiste y fue recientemente restaurada. La entrada principal se ubicaba justo en la intersección de Bolívar y la en ese entonces recién nacida avenida.
Un largo periplo que involucró la compra y demolición de la casa de Riglos y los Altos de Urioste, ambas propiedades de larga tradición histórica, fue necesario para que en 1914 el Palacio Municipal se asemeje a la construcción de la actualidad, con una nueva entrada protocolar situada en Bolivar 1.
Casi un siglo después, durante el mes de agosto de 2005 se produjo un accidente en el Palacio Municipal de Buenos Aires al hundirse un piso donde funcionaba la oficina de compras. El entablonado de madera, muy desgastado, cedió al peso y dejó a la vista que debajo había un gran espacio vacío. En el marco de las tareas que se habían iniciado para la recuperación y puesta en valor de la Sede de Gobierno, se estableció un proyecto para estudiar la situación poco habitual. Así fue como, de manera rápida ya que existía la exigencia de darlo a publicidad a la brevedad, se procedió a levantar el piso de madera de pinotea, de origen norteamericano según los sellos observados en el interior. Por debajo, la sorpresa fue grande ya que se encontró una escalera de medidas importantes que implicaban un acceso destacado pero olvidado, al edificio, con mármoles y mosaicos. Los primeros habían sido retirados en su mayoría, los mosaicos aun estaban intactos ya que su valor no era importante en los términos económicos de la época. El piso de madera de la oficina moderna, al estar sobre una escalera, había sido nivelado mediante pilas de ladrillos que sostenían vigas de madera que a su vez soportaban el entablonado. Este sistema permitía salvar los desniveles inferiores sin que nada se notara, por lo que era evidente que ya nadie recordaba su existencia.
El trabajo en realidad fue simple: se limpió la basura que había entrado con el tiempo, se retiraron parte de las maderas y ladrillos y se limpió la escalera y piso para dejarlos con posibilidad de restaurar o de exhibir. No había objetos en el interior, sólo polvo en gran cantidad, fragmentos de ladrillos y de una baldosa decorada y clavos, todo de manufactura moderna, caído por los agujeros del piso. Pero en un rincón del lado oeste hallamos un papel, parte de una hoja del diario Clarín que tenía la fecha 18 de diciembre de 1955, lo que fue significativo para hacer la historia del lugar. El mismo fue puesto en condiciones por dos restauradoras pertenecientes a la planta municipal. Lo que fuera una escalera recubierta de mármol, al ser retirada la cubierta de los escalones quedó la forma y sus curvas, hecha con ladrillos unidos con cal. Dejamos parte de las vigas y pilas de ladrillo como protección, para evitar que se camine por encima de los ladrillos y se desgasten aun más y pierdan su forma original. Finalmente pensamos que la clausura debió producirse entre 1953 en que hubo un incidente con una bomba en la entrada del subterráneo la que afectó esa entrada y 1955 en que parecería, por la historia oral, que ya no existía. Nuevos datos en el futuro nos cerrarán esta incógnita.
La escalera correspondió al edificio primitivo de la Municipalidad de la Ciudad, cuando al inaugurarse la Avenida de Mayo ocupaba sólo la mitad de su ancho actual. La Casa Municipal fue construida en la intendencia de Francisco Bollini entre 1891 y 1893, coincidente con la apertura de dicha avenida como lo muestran las fotos de la época. La ampliación y el acceso actual se hicieron entre 1912 y 1914. La forma del sector estudiado es cilíndrica, un tipo de acceso muy grato a la composición arquitectónica de su tiempo para resolver esquinas monumentales y tenía tres grandes portadas que hoy están cubiertas de mampostería y son poco notables desde afuera.
La fecha de clausura no la tenemos ni hemos hallado aún un documento específico. La presencia de esa hoja de diario, ubicada posiblemente al ser cerrado el sitio, indica que ese año efectivamente se realizaron obras.
Poco más tarde del hallazgo del recinto donde se encontraba la entrada original, se hicieron otros trabajos arqueológicos en el área del subsuelo del Palacio Municipal. También se hicieron estudios técnicos en esa misma oficina y en el edificio para conocer los colores originales de las paredes. Parte de la investigación fue dada a conocer en el libro La Casa Municipal. Historia de la sede del Gobierno porteño2.
A finales del 2006 se realizó una muestra fotográfica en la Casa de Cultura para dar a conocer los hallazgos arqueológicos, pero la información permanece aún sin publicar. La oficina donde se encuentra la entrada original sigue cerrada a la espera de las obras que permitan tanto su exhibición, como la de los materiales arqueológicos que pertenecen al edificio.
Hay otros mundos, no solo debajo de la tierra, si no sobre los muros o apenas detrás de las la pintura de las paredes. Hay mundos con otras sintaxis, con formas ya desaparecidas de pensamiento, son los que reconstruyen en fragmentos los objetos y la memoria de los edificios que se modifican o caen sobre la picota. Son otros mundos, pero están este. La conjunción de hallazgos, decisiones y trabajo multidisciplinario, en ocasiones como esta, nos los devuelven.
Referencias
1 Autores varios, La Casa Municipal: Historia de la sede del Gobierno Porteño, GCBA, Buenos Aires, 2006.
2 “Emprendíala en seguida con el Cabildo, el cual, triste por la pérdida de su más bello ornamento, la torre, se levantaba junto al ancho boquete de la avenida, semejante a la enorme osamenta de un mameluco antediluviano. Allí entraba el señor Sud-Este, se paseaba, vociferando, por las salas abandonadas, y a poco se le sentía salir rugiendo como esos litigantes. que por no tener cuñas, ven premiada su falta de culpabilidad con una sentencia condenatoria…”, La bolsa, Julián Martel, 1891.