«Zooarqueología de la Casa Ezcurra»
El artículo «Zooarqueología de la Casa Ezcurra» fue realizado por el Lic. Mario Silveira y Laura A. Mari en el año 1998 para el Centro de Arqueología Urbana.
Introducción
La casa Ezcurra se encuentra en la calle Alsina 455, barrio de San Telmo de la ciudad de Buenos Aires. Es una de las casas que ha sido adquirida por la que fue Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires, hoy Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, en salvaguardia del patrimonio histórico. El solar tuvo construcciones recién en la mitad del siglo XVIII, y luego de pasar por varias manos es adquirida por María Josefa Ezcurra, hermana de la esposa de Rosas en 1841, quien no vive mucho tiempo en ella pues muere en 1856, sufriendo a partir de ese momento distintas ventas, destinos y varios reciclados, siendo el más agresivo el que determinó la instalación de una imprenta a fines del siglo pasado y que perduró algunas décadas, sufriendo posteriores usos hasta la compra por la Municipalidad de la ciudad en el año 1971 como hemos dicho (Schávelzon y Malbrán MS). No obstante los pocos años de estadía de María Josefa Ezcurra, una personalidad de la época, ha quedado denominado «la casa Ezcurra».
En 1997 se realizan excavaciones que fueron efectuadas bajo la dirección del Dr. Schávelzon y la Lic. América Malbrán. El informe preliminar de los trabajos efectuados (Schávelzon y Malbrán MS), permite observar que los trabajos de excavación se concentraron en el patio trasero de la casa. Allí se delimitaron áreas siguiendo una nomenclatura de un proyecto de arquitectura que se llamaron «locales», que van del 1 al 19. Estos a su vez fueron subdivididos en cuadrículas de 1x 1mt., en cambio en el local 10, patio central, se abrieron dos trincheras de varios metros de longitud.
Al levantarse el piso actual en los locales 13, 14, 15 y 16 en las tareas preliminares de la excavación, quedaron descubiertas algunas estructuras que se delimitaron y trabajaron como tales. Como resultado se reconocen tres cámaras, dos canales de desagüe, un pozo ciego y un aljibe.
En este conjunto y también en casi todas las cuadrículas excavadas, se hallo material óseo, que fue procesado y valorado. Para comodidad en nuestro análisis, cada una de ellas se diferenció como una «unidad». Por consiguiente, cada una de éstas corresponde entonces a alguna estructura, áreas delimitadas por algunas características (trinchera, derrumbe, sondeos, escalera) o material de cuadrículas con contexto bien definidos. De esta manera, hemos diferenciado 21 unidades, aunque en este punto debemos hacer una salvedad, estas unidades poseen distintas características y las hemos valorado y dividido en tres grupos:
1. Valor primario: Cuando no tienen redepósito o este es mínimo y cuando además el número de piezas reconocidas a nivel de género y especie es de por lo menos cien.
2. Valor secundario: Cuando cumple con las mismas condiciones que el anterior pero con diferencia en el número de piezas reconocidas que en este caso es de menos de cien.
3. Informativo: Cuando el redepósito es significativo y/o el número de piezas reconocidas es muy bajo.
En este trabajo, sólo nos referiremos a las unidades que conforman el primer grupo.
METODOLOGÍA Y MARCO TEÓRICO
La metodología de trabajo es la misma que ha sido puesta en práctica en trabajos anteriores (Silveira 1996 y 1998 y en prensa, Silveira y Lanza 1998). Esto es tratar de llegar a reconocimiento taxonómico de los fragmentos analizados, ya que la mayor parte lo son, pues huesos enteros son raros y se reducen a los pequeños en el caso de mamíferos grandes y medianos (falanges y autopodios), aunque en el caso de mamíferos chicos, como es el caso de los roedores, los huesos suelen estar enteros. Una modificación metodológica introducida es que se observaron los restos con lupa de 10 aumentos para distinguir y apreciar mejor las huellas y/o marcas que podrían aparecer en los fragmentos, siguiendo también criterios expuestos en trabajos propios como de otros colegas (Silveira y Lanza 1998, Landon 1996). El material comparativo es de uno de los autores y se encuentran en calidad de repositorio en el PREP (CONICET).
En cuanto al marco teórico hemos seguido lineamientos expuestos en recientes trabajos (Silveira en prensa y Silveira y Mari en prensa). Una síntesis contempla aspectos como:
- Que el emplazamiento del sitio histórico es determinante en la presencia de determinadas taxa.
- Que todo análisis deben considerar tanto procesos postdeposicionales como tafonómicos.
- Que el contexto alimenticio de una casa refleja status socio económico y/o etnicidad.
- Que los huesos hallados en sitio casa es el producto final de actividades de preparación y consumo de comidas diarias y comunes.
- Que los alimentos están estrechamente ligados a los mercados de abasto, y que esto tiene bajada arqueológica.
- Que es posible diferenciar «conducta de consumo», considerada esta como » la conducta que los consumidores hacen visible en un examen cuidadoso de obtención, usos, precios, disponibilidad de productos, servicios y todo lo referente que pueda satisfacer sus necesidades» (Schiffman y Kunuk, 1987:6). Un «consumidor», es un individuo u organización que adquiere productos o servicios para él o para su propio uso o para algunos que los usan (Schiffman y Kunuk, 1987:7). El acto del consumo sin embargo, no es sólo una conducta económica, es también conducta social, así como también un medio para llegar a fines, un camino que conduce a un determinado objetivo o fin (ver Schiffman y Kunuk, 1987, cap.3). El estudio de la conducta de consumo es interdisciplinario, conducido primariamente por los investigadores de mercado «esbozado sobre fundamentos domésticos de psicología, sociología, psicología social, antropología y economía» (Robertson 1970:III).
- Que es muy importante tener conocimiento de todo el contexto para una mejor interpretación del análisis faunístico.
- Que el resultado del análisis del testimonio arqueológico debe utilizarse para contrastar las hipótesis formuladas.
DESARROLLO
LOCAL 16. UNIDAD II (Cuadrículas 5, 6 y 7).
Se han unificado para el análisis los hallazgos de los dos niveles de excavación: 0.30 – 0.40 y 0.40 – 0.50. El detalle es el siguiente:
NISP | MNI | CANT. FRAG. | Nombre Común | |
Bos taurus |
6 |
1 |
vacuno |
|
Ovis aries |
43 |
4 |
ovino |
|
Felis catus |
2 |
1 |
gato |
|
Ratus sp |
6 |
3 |
rata |
|
Gallus gallus |
10 |
3 |
gallina / pollo |
|
Nothura sp. |
19 |
3 |
perdiz chica |
|
Orden – Clase | ||||
Rodentia |
1 |
roedores chicos |
||
Ave |
34 |
aves indet. |
||
Pez |
1 |
peces indet. |
||
Mammalia indet. |
247 |
mamíferos indet. |
Esto hace un total de 369 reconocimientos óseos. También hay que agregar 108 fragmentos no reconocidos, en su mayoría astillas que por su tamaño son inasignables (ver gráfico Nº1). Además se reconoció un gasterópodo terrestre (caracol) Otab sp., de origen asiático con una distribución actual cosmopolita (Bonard com. pers.). En suma se revisaron 478 piezas. Los de Mammalia indet. divididos por su tamaño en M1 (cuando por su tamaño corresponderían a un animal grande como puede ser Bos taurus), M2 (cuando por su tamaño puede ser asignable a un porte de Ovis aries), M3 (cuando su tamaño correspondería al de un roedor o ave) y M? (Cuando tiene un tamaño entre M1 y M2), este es el criterio de clasificación que emplearemos en todo el trabajo. De esta manera para este caso tenemos los siguientes resultados:
M1: 70 M2: 153 M3: 5 M?: 19
El material presenta un estado de conservación bueno. Se observan huellas de corte (filos metálicos de cuchillos) en 14 casos, un caso presenta un golpe y hay raspados en 18 casos. Los restos aparecen muy fragmentados, siendo la media de fragmentación de 3.58 cm., observándose distintos tipos de fracturas. Además, hay 20 casos de piezas con aserrados, de las cuales 11 presentan pequeñas fracturas laterales que atribuimos al uso de sierra manual.
El contexto cerámico nos permite pensar en un conjunto de “entre 1659 (o poco antes) y ca. 1800” (Schávelzon y Malbrán MS), sin embargo la presencia de huesos aserrados introduce una problemática de procesos intrusivos. En las conclusiones volveremos sobre esta unidad.
LOCAL 16. UNIDAD III. (Cuadrículas 1, 2, 3, 4, 8 y 9 niveles 0.30 – 0.40 y 0.40 – 0.50 y sondeo en la 2)
Se han unificado los hallazgos de los niveles y del sondeo de la cuadrícula 2. El detalle es el siguiente:
NISP |
MNI |
CANT. FRAG. |
Nombre Común |
|
Bos taurus |
2 |
2 |
Vacuno |
|
Ovis aries |
51 |
3 |
Ovino |
|
Canis familiaris |
2 |
1 |
Perro |
|
Ratus sp |
12 |
3 |
rata |
|
Gallus gallus |
12 |
1 |
gallina / pollo |
|
Meleagris gallopavo |
1 |
1 |
Pavo |
|
Nothura sp. |
6 |
2 |
perdiz chica |
|
Orden – Clase | ||||
Rodentia |
4 |
Roedores chicos |
||
Ave |
21 |
aves indet. |
||
Pez |
8* |
peces indet. |
||
Mammalia indet. |
282 |
Mamíferos indet. |
* Incluye 6 escamas.
Esto hace un total de 401 reconocimientos. También hay que agregar 216 fragmentos no reconocidos, en su mayoría astillas que por su tamaño son inasignables (ver gráfico Nº2). Se reconocieron además 8 gasterópodos, 6 de Lalellanaxis (Allopex) gracilis y 2 de Otab sp., ambos de origen asiático y hoy con distribución cosmopolita (Bonard com. pers.). En suma se revisaron 625 piezas.
Los de Mammalia divididos por su tamaño, según criterios ya expuestos, en:
M1: 79 M2: 150 M3: 4 M?: 49
El conjunto está en buen estado de conservación. El estado de fracturación es muy intenso, no hay una sola diáfisis tubular y la media de fragmentación es de 3.01, la más baja de todos los conjuntos examinados. Además 51 fragmentos presentaban cortes de sierra (manual), muchos con más de un corte. Es importante destacar que buena parte de estos, casi las dos terceras partes, presentaban pequeñas fracturas laterales y dos piezas de Ovis aries evidenciaban corte de media res. Esto estaría indicando que se habría aserrado tanto manualmente como con sierra eléctrica.
Nos encontramos con una unidad que por los cortes mencionados estaría cronológicamente ubicada entre mediados y fin del siglo XIX.
LOCAL 15. SECTOR I. UNIDAD VI. CAMARA BASURA.
Se trata de un pozo de aproximadamente 1 mt., de diámetro excavado en el sector I. Tenía una tapa y una profundidad de 2 mt., el cierre aseguró que no se introdujera material luego de que fuera clausurado el pozo, por lo tanto es una de las pocas unidades donde se puede asegurar que no hubo procesos postdeposicionales.
Hay material óseo en los niveles 0 – 0.50, 0.50 – 1mt., y 1.80 – 2mt. Si bien se analizaron por separado los niveles, no hay nada que permita diferenciarlos – por ejemplo conservación o patrones de fractura -, salvo la cantidad de material hallado de acuerdo a los siguientes datos:
Fragmentos reconocidos |
Fragmentos no reconocidos |
|
0 – 0.50 |
344 |
285 |
0.50 – 1.00m |
73 |
127 |
1.80 – 2.00m |
89 |
186 |
TOTAL |
506 |
598 |
Considerando los distintos niveles como un conjunto, aunque el promedio de hallazgos más significativo se encuentra en el nivel 0 – 0.50m, tenemos:
NISP |
MNI |
CANT. FRAG. |
Nombre Común |
|
Bos taurus |
15 |
2 |
Vacuno |
|
Ovis aries |
46 |
4 |
Ovino |
|
Ratus sp. |
7 |
2 |
Rata |
|
Gallus gallus |
22* |
3 |
gallina/pollo |
|
Meleagris gallopavo |
1 |
1 |
Pavo |
|
Nothura sp. |
4 |
1 |
perdiz chica |
|
FAMILIA – ORDEN – CLASE | ||||
Tinamidae |
1 |
|||
Rodentia |
2 |
|||
Ave |
8 |
|||
Pez |
125** |
|||
Mammalia indet. |
275 |
Los de Mammalia divididos por su tamaño, según criterios ya expuestos en:
M1: 152 M2: 72 M3: 3 M?: 48
*Hay cáscaras de huevo.
**Incluye escamas.
Esto hace un total de 506 fragmentos óseos reconocidos, a esto hay que agregar 631 fragmentos que no se identificaron por ser casi todos astillas, u otros imposibles de identificar (ver gráfico Nº3). Además se reconocieron 5 valvas y 5 fragmentos de Erodona mactroides (Daudin), un bivalvo que vive en ambientes de aguas dulces y eurihalinas (mezcla de agua dulce y salada) y uno de Anodontiles sp., un bivalvo de aguas dulces de amplia distribución en la Argentina (Bonard com. pers.). Esto hace un total de 1107 piezas examinadas. También se reconoció una semilla de una cucurbitácea (zapallo).
Hay un alto grado de fragmentación de las piezas reconocidas, con distintos tipos de fracturas, casi sin presencia de diáfifis tubulares. La media de fragmentación es de 4.41. No hay cortes con sierra en ningún nivel, lo cual confirma una cronología anterior a la mitad del siglo XIX.
Un aspecto de interés, es que se hallaron fragmentos óseos que podrían haber sido utilizados como instrumentos. Al respecto no sólo está el diagnóstico que pudimos hacer, sino que también fueron observados por un colega por medio de microanálisis a bajos aumentos (Ramos MS).
En el primer nivel de extracción 0 – 0.50 un fragmento apical de un probable punzón con una longitud de 25mm y que presenta un diámetro en su extremo fragmentado de 5mm. El hueso original pudo ser una diáfisis de un animal mediano (Ovis aries?).
En el tercer nivel de extracción hay otros tres probables instrumentos. Uno tiene 72mm de longitud y 3mm de diámetro en el extremo opuesto al ápice aguzado y está ligeramente curvado. Nuestra opinión es que se trataría de una aguja. El examen con lupa y la observación general del colega, provocó el siguiente dictamen: “ parecería ser un fragmento apical de aguja, más que de punzón, ya que no se observan rasgos de rotación a través de estrías o marcas alrededor del hueso en el sector considerado. El brillo y pulido intenso contribuyen a esa interpretación” (Ramos MS). Es difícil determinar el hueso original, una posibilidad es que pudo realizarse sobre un hueso de pez de gran tamaño, ya que hemos observado algunas piezas entre los hallazgos que pudieron servir para confeccionar una aguja. En cuanto a los dos restantes, tenemos dos fragmentos pequeños, con brillo y con apariencia de fuerte pulido, uno “ es de dudosa atribución cultural, pero considerando el brillo y pulido podría llegar a tratarse de un fragmento de objeto utilizado para trabajar sobre otras materias primas.” (Ramos MS). El otro “ podría tratarse de un fragmento apical de aguja ósea”. (Ramos MS). Compartimos la opinión para ambos casos.
LOCAL 13. UNIDAD X. ALJIBE
Es el material hallado entre los 1.60 a 4.20 mt., y tenemos el siguiente detalle:
NISP |
MNI |
CANT.FRAG. |
Nombre Común |
|
Bos taurus |
14 |
3 |
vacuno |
|
Ovis aries |
81 |
5 |
ovino |
|
Sus scrofa |
1 |
1 |
cerdo |
|
Ratus sp |
3 |
2 |
rata |
|
Gallus gallus * |
19 |
4 |
gallina / pollo |
|
Meleagris gallopavo | 4 |
1 |
pavo |
|
Clase – Orden | ||||
Rodentia |
3 |
roedores chicos |
||
Ave |
12 |
aves indet. |
||
Mammalia indet. |
176 |
*Hay 15 grs., de cáscaras de huevo.
Esto hace un total de 313 reconocimientos óseos. También hay que agregar 21 fragmentos no reconocidos, en su mayoría astillas que son inasignables (ver gráfico Nº4). Además se reconocieron 21 valvas de Ostrea sp., 2 de Crassortea sp., y 5 del caracol terrestre Otab sp., y una de Lamellaxis (Allopex) gracilis (Bonard com.pers.). En suma se revisaron 363 piezas.
Los de Mammalia indet., divididos por su tamaño, según criterios ya expuestos en:
M1: 74 M2: 94 M?: 8
Aunque el total de 363 piezas reconocidas no es muy grande puede considerarse de interés pues se trata de un conjunto que se ubicaría en las dos primeras décadas del siglo XX por los elementos hallados tales como ropa y letras de la linotipia de la imprenta que estuvo instalada hasta 1920 (Schávelzon y Malbrán MS).
El material malacológico es interesante, en primer lugar se trata de piezas exóticas, pues Ostrea sp., y Crassortea sp., son de origen europeo (la última se encuentra también en las islas Filipinas), Otab sp., es de origen asiático ; en segundo lugar son especies comestibles que se habrían incorporado con la conquista.
Además, se hallaron tres probables instrumentos óseos. Uno en el nivel 11, 3.60 – 3.80 mt. Se trataría de un punzón. El diagnóstico del colega que analizó la pieza concluyó: “ las estrías cortas y poco profundas, no se deben a improntas producidas por raíces, y podrían indicar la rotación del objeto que tal vez tuviera la función de perforar y luego girar sobre materias primas más blandas que la que lo constituye, como podrían ser cueros vacunos o equinos” (Ramos MS).
El segundo, hallado en el nivel 3.00 –3.20 mt. El diagnóstico luego de ser observado con lupa dice: “Parecería un instrumento con función de punzón o similar preparado para su mejor manipulación con un rebaje en epífisis. El desgaste del hueso hace que se vean diferentes líneas de incisión paralelas entre sí – también relativamente paralelas al eje morfológico de la pieza – y alargadas que se presentan como estrías. Estos rasgos son en realidad varios escalonamientos del tejido óseo, al haber sido afectada la superficie del hueso por una extrema deshidratación y desgaste. El brillo intenso tendría relación con una probable acción de uso o transformación, combinada tal vez por la incidencia de agentes posdeposicionales. Por otra parte, las estrías perpendiculares al eje morfológico del hueso, que en varios casos tienen continuidad y se presentan como una línea de trazos concéntricos alrededor del hueso, permiten suponer una utilización del instrumento con un movimiento de rotación. Los pocos cometas detectados indicarían una actividad sobre tejidos más blandos que el óseo, tal vez sobre cuero y sin uso de abrasión.
En síntesis, se trataría de un objeto utilizado para penetrar y rotar. Los rasgos detectados así permiten suponerlo” (Ramos MS). En resumen, otro probable punzón, presunción que sosteníamos antes del análisis bajo lupa.
Ambos instrumentos no son rectos, sino que presentan una ligera curvatura, por ello nuestra opinión es que el hueso original pudo ser de una costilla probablemente de Ovis aries.
Finalmente, el tercer instrumento se halló en el nivel 7, 0.90 – 1.00 mt. Nuestra opinión es que podría tratarse de un probable punzón, aunque no tenemos la seguridad como en las piezas anteriores. El diagnóstico de nuestro colega, luego de la inspección con lupa binocular fue “los rastros podrían indicar la utilización de este objeto con la función de perforar. No se detectan huellas que indiquen rotación o giro funcional del objeto” (Ramos MS). En suma, la opinión es coincidente.
LOCAL 13. UNIDAD XV. (Cuadrículas A1, A3, A7, B3, B4, B5, C2, C3, D 3, D4 y D5).
En estas cuadrículas, se hallo material óseo que presenta cortes de sierra en distintos niveles, aún a 1.40 mt., que es la mayor profundidad alcanzada en la cuadrícula D3. Los cortes de sierra presentan pequeñas fracturas laterales, que se producen cuando el corte es manual pues el aserrado se termina con un pequeño golpe para la parte final, o incluso los trozos se parten por el propio peso, aspecto que uno de los autores tuvo la oportunidad de observar en carnicerías de campaña. Por ello, es que estimamos que puede ser material correspondiente a un momento entre mediados del siglo XIX, o poco más.
El detalle de lo analizado es el siguiente:
NISP |
MNI |
CANT.FRAG. |
Nombre Común |
|
Bos taurus |
8 |
1 |
vacuno |
|
Ovis aries |
44 |
3 |
ovino |
|
Ratus sp |
10 |
1 |
rata |
|
Gallus gallus |
7 |
2 |
gallina / pollo |
|
Meleagris gallopavo |
1 |
1 |
pavo |
|
FAMILIA-ORDEN – CLASE | ||||
Doridae |
1 |
|||
Ave |
9 |
|||
Pez |
3 |
|||
Mammalia indet. |
166 |
|||
Valva (frag. indet.) |
1 |
Los de Mammalia indet., divididos por su tamaño, según criterios ya expuestos, en:
M1: 52 M2: 91 M3: 5 M?: 18
Se hallaron 298 fragmentos óseos, de los cuales se reconocieron 250, los restantes 48 eran astillas imposibles de clasificar (ver gráfico Nº5). Además, 5 valvas de Ostrea sp., y una de Glycymensis longier, bivalvo marino con distribución oceánica del sur de Brasil al golfo de San Matías (Bonard com. pers.). El total de reconocimientos suma 256 piezas.
Los restos en buen estado de conservación. En el total hay 35 fragmentos con distintos cortes de sierra. El material está muy fragmentado, no hay una sola diáfisis tubular y el grado de fragmentación tiene una media de 6.21. Hay 13 piezas con huellas de corte, 11 de las cuales se hallan en restos de Ovis aries o en M2 y dos en M1. Huellas de raspado en 10 casos y repartidas en fragmentos de Bos taurus, Ovis aries y M2. Hay 9 fragmentos con marcas, 7 son de roedores y 2 de cánidos. En 6 casos observamos manchas de óxido de hierro.
LOCALES 7 Y 8. UNIDADES XVII. TRINCHERAS I Y II. TODOS LOS NIVELES (0.70 – 1.70).
El detalle para este conjunto es el siguiente:
NISP |
MNI |
CANT.FRAG. |
Nombre Común |
|
Bos taurus |
29 |
1 |
Vacuno |
|
Ovis aries |
88 |
5 |
Ovino |
|
Felis catus |
3 |
1 |
Gato |
|
Ratus sp |
77 |
8 |
Rata |
|
Gallus gallus |
7 |
1 |
Gallina / pollo |
|
Nothura sp. |
9 |
1 |
Perdiz chica |
|
FAMILIA -ORDEN – CLASE | ||||
Tinamidae |
1 |
Perdices |
||
Anatidae |
1 |
Pato / ganso |
||
Rodentia |
9 |
Roedores chicos |
||
Ave |
16 |
|||
Mammalia indet. |
298 |
Los de Mammalia indet., divididos por su tamaño según criterios ya expuestos en:
M1: 152 M2: 116 M3: 5 M?: 25
Esto hace un total de 538 fragmentos óseos reconocidos. También hay que agregar 71 fragmentos no reconocidos, en su mayoría astillas que por su tamaño son inasignables (ver gráfico Nº6). Además, se reconocieron 7 fragmentos de bivalvos, cuatro de Crasseortea sp., una de Ostrea sp., y dos indeterminadas (Bonard com. pers.). En suma, se revisaron 616 piezas. Es necesario aclarar que no todos los restos examinados fueron fragmentos, pues se hallaron huesos enteros de Ratus sp., Gallus gallus, Nothura sp., y falanges, carpianos o tarsianos de Ovis aries, que como se observa corresponden a animales pequeños o a los huesos muy compactos y pequeños de Ovis aries.
El estado de fragmentación del material es alto con una media de 5.45. En general, el estado de conservación es bueno. El aserrado de huesos presenta el mismo patrón tanto en los niveles de arriba 0.70, como en los de abajo a 1.1 a 1.7 mt. Esta es otra razón para considerar a todos los niveles como una unidad. Y además los restos de la linotipia de la imprenta se hallan en todos los niveles (Schávelzon y Malbrán MS). En cuanto a la cronología, se corresponde según el contexto (letras de la linotipia de la imprenta), con el de la unidad XV (aljibe), es decir, que el conjunto se ubicaría en las dos primeras décadas del siglo XX.
También se halló un fragmento de hueso que podría haber sido utilizado. El estudio con lupa binocular permitió observar: “Cortes: se observan algunos perpendiculares y escalonados en borde casi plano cercano a un extremo. Es el único sector que manifiesta esa característica. Aparentemente todos efectuados con instrumento metálico de borde bastante agudo. Diagnóstico: por los rasgos observados, parecería un hueso solamente cortado y rebajado en uno de sus extremos (¿proximal?), que no hubiera sido utilizado. Se encuentra muy deshidratado y deformado en toda su longitud” (Ramos MS). Aunque no hubiera sido un instrumento formal, sus características nos indican que se lo estaba preparando para algún uso.
LOCAL 2. UNIDAD XVIII
Corresponde al material del sondeo. Dado que no hay variación en el material hallado a distintas profundidades (hasta 0.80 mt.), y que hay piezas aserradas en todos los niveles, se analizó en forma conjunta. La cronología de esta unidad se ubicaría hacia fines del siglo XIX.
El detalle es el siguiente:
NISP |
MNI |
CANT. FRAG. |
Nombre Común |
|
Bos taurus |
12 |
1 |
Vacuno |
|
Ovis aries |
19 |
2 |
Ovino |
|
Canis familiaris |
1 |
1 |
Perro |
|
Ratus sp |
2 |
1 |
rata |
|
Gallus gallus |
4 |
1 |
gallina / pollo |
|
Nothura sp. |
3 |
1 |
perdiz chica |
|
Eudromys elegans |
1 |
1 |
Martineta |
|
ORDEN – CLASE | ||||
Ave |
2 |
|||
Pez |
11 |
|||
Mammalia indet. |
134 |
Los de Mammalia indet., divididos por su tamaño según criterios ya expuestos en:
M1: 75 M2: 46 M?: 13
Esto hace un total de 189 reconocimientos. También hay que agregar 129 fragmentos no reconocidos, en su mayoría astillas que por su tamaño son inasignables. En suma se revisaron 318 fragmentos (ver gráfico Nº7).
La fragmentación tiene una media de 5.67. En general, el estado de conservación es bueno. En cuanto a huellas, se observaron 11 piezas con aserrados (9 con fracturas laterales) y 6 con huellas de corte de filos metálicos (3 de hacha y 3 de cuchillo).
El conjunto, a juzgar por los cortes con serrucho, correspondería a las últimas décadas del siglo XIX. A pesar de que el número de piezas no es muy grande puede ser útil para determinar tendencias para el momento que se ha precisado.
CONCLUSIONES
Sobre la base de los datos anteriores y considerando la cronología hemos armado cinco grupos donde:
- Grupo 1: corresponde a la unidad II y su cronología va de mediados del siglo XVII a comienzos del siglo XVIII.
- Grupo 2: corresponde a la unidad VI y su cronología va del siglo XVIII al inicio del siglo XIX.
- Grupo 3: corresponde a las unidades III y XV y su cronología es de mediados del siglo XIX.
- Grupo 4: corresponde a la unidad XVIII y su cronología es de fin del siglo XIX.
- Grupo 5: corresponde a las unidades X y XVII y su cronología es de las dos primeras décadas del siglo XX.
Ahora si preparamos un cuadro, donde sintetizamos y comparamos la información referente a los principales rubros que intervienen en la alimentación en cada uno de los grupos tenemos:
GRUPO 1 |
GRUPO 2 |
GRUPO 3 |
GRUPO 4 |
GRUPO 5 |
|
Oveja |
> NISP y MNI |
> NISP y MNI |
> NISP y MNI |
> NISP y MNI |
>NISP y MNI |
Vacuno |
< NISP y MNI |
< NISP y MNI |
< NISP y MNI |
< NISP y MNI |
<NISP y MNI |
Ave dom. |
sim. |
> |
sim. |
sim. |
sim |
Ave caza |
sim. |
< |
sim. |
sim. |
sim |
Pez |
Ausente |
Discreto |
Bajo |
Bajo |
Ausente |
> y <: marcan relación donde >, es mayor y <, es menor.
NISP: número de fragmentos óseos reconocidos para cada animal.
MNI: número mínimo de individuos (sobre la base de los distintos fragmentos se puede calcular de cuantos animales provienen los restos de cada especie).
sim.: indica igual consumo.
dom.: doméstica.
Un aspecto que llama la atención, es que en todo momento el consumo de ovino es más alto que el de vacuno, por lo menos en lo que se refiere al número de ejemplares involucrados, esto en cuanto a una primer lectura, pero si hacemos una segunda lectura que tome en cuenta los rindes de carnes de ovinos y vacunos en forma completa siempre queda saldo a favor del consumo de vacuno, sin embargo, debemos considerar que no tenemos el total de los restos óseos de cada animal sino que sólo ha llegado a nosotros una parte de ellos, esto sería entonces una tercer lectura que es justamente la que nos va a dar en realidad donde estuvo centrado el consumo, es decir, tenemos en juego tres variables: en primer lugar, la humana ; en segundo lugar, la no humana y en tercer lugar, el desperdicio, esta última, es la que en parte nos da el registro arqueológico.
El vacuno, está presente en todo momento, aunque en menor cantidad de fragmentos y en MNI, pero no dejó de ser importante su participación en la dieta. Lo que hay que destacar es que los datos que surgen de los testimonios históricos en particular de los visitantes europeos es el asombro por el bajo costo y la cantidad de oferta de carne vacuna, en contraste con lo que sucedía en Europa, esto los llevaba a magnificar la presencia y el consumo (véase Parra 1943 /1751/, Guillespie /1806/, Schmidtmeyer 1947: 99 (1820/, Cinco años.., 1962, Guiberti 1961, Lanús 1953 /1831/, Skogman 1942: 61-73 /1852). De todos modos el consumo de carne vacuno era alto, aunque no hay datos oficiales para el siglo XVIII y parte del XIX, algunos testimonios nos permiten aventurar consumo per capita para la ciudad de Buenos Aires. Para el siglo XVIII tenemos: “…Sólo para la ciudad matan quinientas vacas cada una semana…” /1751/ (Parra 1943: 132). Esto significa para una población que Parra estimaba en 20000 personas, un consumo anual per capita de 240 kgs., estimando el peso de un novillo despostado en 225 kgs. Otra información para 1810-1820 nos dice: “…Cumpliendo otra etapa de su plan monopolizador, los saladeros maniobran para acaparar el abasto porteño, presa no despreciable visto las 50000 reses que probablemente consumiera. Se calculó un consumo medio de un vacuno por habitante y por año…” (Giberti 1961: 97). Esto para la década de 1810-1820. Esto sería unos 200/250 kgs., per capita. Para 1852 tenemos un dato concreto de consumo, corresponde a las notas que ha dejado el capitán de una fragata de la armada real sueca que efectuaba un viaje alrededor del mundo. En ellas ha quedado constancia que el consumo diario de vacuno para la ciudad de Buenos Aires, que tenía unos 120000 habitantes para esa época era de unas 400 cabezas diarias”… pues la carne es en Buenos Aires un alimento mucho más barato y generalizado que el pan, pudiendo estimarse el consumo diario en aproximadamente 400 cabezas…” (Skogman 1942: 61-73), que da un consumo per capita anual de 270 kgs. Como se observa un consumo alto, que superaba los 200 kgs., desde mediados del siglo XVIII a mediados del XIX. No obstante, hay que acotar que no toda la carne ingresaba a la cocina, en primer lugar, porque la modalidad de compra que era por trozos grandes implicaba que parte de ella no se aprovechaba, pues en los períodos de calor la conservación de una comida de esta índole era deficiente. Por otra parte hay datos de que la carne era alimento para aves y animales domésticos sin restricción. Un dato de la campaña en 1806 nos ilustra este punto “…Diariamente mataba seis novillos para los esclavos – tenía 80 negros – y doce durante las cosechas, además de uno para sus chanchos y gallinas…” (Guillespie /1806/ 1920: 108 ). También para la ciudad de Buenos Aires, 1820-1825, tenemos el siguiente dato: “… El alimento de casi todas las aves es carne de vaca, por la cual parecen sentir mucha inclinación. He observado que cuando se ofrece a los pavos carne de vaca y trigo, prefieren la primera…” (Cinco años…, 1962: 102).
Respecto a testimonios de los cortes de carne tenemos para el siglo XIX, la siguiente información: “… luego les sacan el cuero y las descuartizan con hachas en tres masas longitudinales,…” /1826/1827/ (Beamont 1957: 114). “…Véndese por trozos y no por libras…” (Mac Cann 1939: 146) /1847/. “…trabajo que realizan en sólo algunos minutos y terminan dividiéndolo en cuatro partes que cargan sobre carros a caballos para ser llevados a las carnicerías…” /1852/ (Skogman 1942:72).
Es escasa la presencia de pescado en nuestros registros, pese a que había buena provisión y de calidad, hay testimonios como el anterior de Scobie, que nos informan del bajo interés en este tipo de carne por los porteños a fines del siglo XIX. Otros datos insinúan lo contrario, por ejemplo para el siglo XVII se menciona que en el río de La Plata hay mucho pescado, aunque sólo 7 u 8 son buenos para comer (Accuarette 71658-59/ 1992:40), sacan innumerables peces, unas veces, y unos días más que otros.
Los datos que tenemos, luego de examinar más de 30000 huesos de algunas decenas de basureros (Silveira 1995a, 1995b, 1996, 1998a, 1998b ; Silveira y Lanza 1998, 1999 ; Silveira, Mari y Pratolongo 1998), corroboran el bajo consumo de pescado, salvo en un pozo de basura que se pudo atribuir al convento de Santo Domingo para fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, con un alto consumo de pescado, expectativa lógica de Conducta de Consumo para una orden religiosa, que debía guardar muchos días de restricción de consumo de carnes rojas a lo largo del año (Silveira y Lanza 1998 ; Schávelzon y Silveira 1998).
Señalar finalmente el consumo de aves de caza, en particular perdices, hasta las primeras décadas del siglo XX. Esto corrobora el dato histórico, dos de éstos, uno del siglo XVIII y otro del XIX nos dicen: “Abunda en diversidad de aves domésticas y de caza, cuyos precios son muy equitativos, y proporcionados a sus clases” (A.N.H. 1977:39, en Correo Mercantil de España y sus Indias 30.8.1797). “ Tropas de pavos, patos, pollos y gansos aumentan la algarabía ; las aves muertas, entre ellas las perdices, se alinean en montones.” (Mac Cann 1939:145) /1850/.
Llama la atención la ausencia de cerdo, sólo se registro la presencia de dos fragmentos (de extremidades inferiores). Sin embargo, los testimonios nos informan que para el siglo XIX se consumía, “…En lugar donde tantos animales se alimentan de carne de vaca es lógico que el cerdo obtenga su parte. Este derroche sería codiciado por los pobres de la popular Europa… y el cerdo era tan malo que pocas veces puede comerse…” (un inglés /1820-1825/ 1926:101). Gillespie, un prisionero de las invasiones inglesas /1806-7/ menciona haber comido una sopa que tenía “…pedacitos de puerco…” (Gillespie 1920:74).La explicación es simple, el consumo existía, pero en su mayoría era cecina, corte preparado que no lleva hueso y de ahí que no quede registro arqueológico, salvo las extremidades ricas en pequeños huesos, que eran utilizadas para consumo y algún resto excepcional.
En cuanto a Conductas de Consumo para el primer momento, Siglos XVII-XVIII, es imposible una atribución. Para fin del XVIII y principios del XIX, se dispone de material hallado en un pozo de basura ad hoc sellado, que por lo tanto no presenta procesos posdeposicionales. El contexto analizado en este pozo de basura, no óseo, estaría reflejando hábitos de una familia colonial de cierta alcurnia (Schávelzon y Malbrán MS). En el consumo de carnes la tendencia indica buen consumo de ovino, el de vacuno es selectivo ya que aparecen sólo huesos del cuarto delantero de un adulto y costillar y parte trasera de un juvenil. Las aves tanto domésticas (gallina), como de caza (perdices) y bajo consumo de pescado.
En el resto no es posible atribuir Conductas a determinado sector social, porque muchas de las unidades analizadas presentan problemas de redepositación, o el material proviene de meras acumulaciones. No obstante, hay que señalar que la tendencia observada en el pozo de basura se mantiene para las unidades que hemos adjudicado al siglo XIX (mediados a fin del mismo), e incluso para las primeras décadas del siglo XX.
Hay que destacar la presencia de un espolón de gallo que ha sido afilado, evidentemente se trataba de un gallo de riña. Estas eran muy concurridas, tanto por las clases más altas como por las populares. Algunos testimonios nos informan: “…Las corridas de toros, los teatros y los reñideros generalmente están llenos…” (Haigh 1949:31) /1817-1817/ ; “…sin embargo, contó con algunos reñideros más o menos clandestinos, pues, galleros y ayudantes, andaban por el barrio “como Perico por su casa”. Uno de los galleros de mucho predicamento entre los criadores y preparadores de estas aves era el gallero Manuel Cutiño, de la calle Yapeyú…” (Llanes 1968:82). /mediados del siglo XIX a fin del mismo/. También en este siglo continuaron las riñas pese a las prohibiciones. Hay datos que indican que en Barrancas hubo riñas de gallos hasta 1921 (Puccia 1968:193), como así también en el bajo Belgrano hacia 1922 (Calderón 1988).
Finalmente, el hecho de que aparecieron instrumentos óseos, aspecto poco frecuente en los basureros de la ciudad de Buenos Aires. Hay por lo menos tres punzones, aparentemente elaborados sobre costillas de oveja y un par de agujas sobre huesos de pescado.
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