«Zoorqueología de un sitio Jesuítico – Guaraní del siglo XVII: Reducción de Nuestra Señora de Itapúa (Plaza 9 de Julio, Posadas, Provincia de Misiones)»
El artículo «Zoorqueología de un sitio Jesuítico – Guaraní del siglo XVII: Reducción de Nuestra Señora de Itapúa (Plaza 9 de Julio, Posadas, Provincia de Misiones)» de Mario J. Silveira ha sido publicado en “Arqueología Histórica Argentina”, Actas del 1er. Congreso Nacional de Arqueología Histórica, páginas 789 a 798, Editorial Corregidor, realizado en la ciudad de Mendoza entre los días 9 al 11 de noviembre de 2000, ISBN 950-05-1438-9.
En este trabajo se analizan los restos óseos obtenidos en la Plaza 9 de Julio de la ciudad de Posadas (Provincia de Misiones). Los trabajos arqueológicos se realizaron en 1998, cuando al efectuarse tareas de cableado eléctrico en la plaza se detectaron restos arqueológicos. De allí nació un Proyecto de Rescate, obteniéndose durante la concreción de éste gran cantidad de artefactos y ecofactos, entre los cuales se hallaron restos óseos (Poujade MS).
El trabajo de excavación puso en descubierto tres estratos, dos recientes y otro antiguo, denominado III. Este era un basurero donde se encontraran la mayoría de los objetos rescatados, un material que se estima del siglo XVIII (Poujade MS). La excavación cubrió unos 12 metros cuadrados, y las cuadrículas donde se detectó el basurero eran la B 1, B 2 y B 3 (subdivididas las dos últimas en cuatro sectores denominados a, b, c y d). El mayor potencial de hallazgos del basurero se registró entre los 0,40 y 0,90 m de profundidad, aunque en un caso se sondeó hasta los 2,36 m (Poujade MS).
Desarrollo
El material que hemos analizado corresponde a las cuadrículas: B 3a, B 3b, B 3c, B 3d, B 1 III/IV, B 3d III, A 2b/B 2b, A5/B6 y «sobre ladrillos».
La cantidad de restos óseos analizados sumó la cantidad de 7.424 restos óseos, de los cuales se reconocieron 1.907 (25,6 %), El resto, 5.441, son fragmentos pequeños (la mayoría de menos de 2 cm de longitud) imposibles de asignación taxonómica. Aunque el porcentaje de reconocimientos parece bajo, esto se registra en muchos análisis óseos de sitios históricos, donde el material aparece con un alto grado de fragmentación. La media de fragmentación del material reconocido está en los 4,18 cm. El peso total del material examinado es de 18,19 Kgs.
La metodología de trabajo, como el marco teórico, se han explicitado en trabajos anteriores (Silveira y Fernández 1978, Silveira y Lanza 1999 y 1999; Silveira, Mario y Pratolongo 1998, Silveira MS). El material comparativo es de propiedad del autor y se encuentra en calidad de repositorio en el Centro de Arqueología Urbana (FADU, UBA).
De acuerdo a lo manifestado más arriba, agruparemos para el análisis los hallazgos de las cuadrículas B 3a, B 3b. B 3c, B 3d, B1 III/IV y B 3d II, pues éstas son la que forman parte del basurero. Las restantes A 2b/B 2b, A5/B6 y «sobre ladrillos» se analizan por separado.
Cuadrículas B 3a, B 3b, B 3c, B 3d, B1 III/IV y B 3d II.
Los resultados obtenidos son los siguientes:
Gémero y especie | nombre común | NISP | MNI |
Bos taurus | vacuno | 177 | 4 |
Ovis aries | ovino | 6 | 1 |
Felis catus | gato doméstico | 5 | 1 |
Gallus gallus | gallina | 1 | 1 |
Clase | nombre común | |
Mammalia indeterminada | mamíferos en general | 1.679 |
Ave | aves en general | 8 |
Donde:
NISP: Número de elementos reconocidos de un animal determinado (género y especie)
MNI: Número mínimo de especie.
Veamos en detalle estos resultados:
Bos taurus -vacuno- con un 92,6 % del total. Además, como se observa en la tabla N° 1, el reconocimiento de las partes esqueletarias nos informa que hay un predominio de las extremidades del vacuno, metapodios, autopodios y falanges, ya que éstas suman el 75 %. Incluso el número mínimo quedó determinado con estas piezas (ver tabla N° 1). El resto repartido entre un 6,8 % para la parte axial (vértebras y costillas), molares con 1,8 % y un 16,4 % a los restantes huesos de los cuartos delanteros y traseros que son los de mayor rinde de carne (escápula, húmero, radio, cúbito, pelvis. fémur y tibia). En resumen, hay poco costillar y huesos largos. Volveremos sobre el punto en las conclusiones.
De Ovis aries es poco lo hallado, sólo seis fragmentos que son respectivamente: dos epífisis dístales de húmero (un izquierdo y un derecho), fragmento de una cabeza de fémur, 2° PM de mandíbula, un fragmento de mandíbula con un fragmento de premolar incluido y un fragmento de pelvis.
De Felis catus, que difícilmente fue animal de consumo, hallamos: una epífisis proximal de húmero, una vértebra cervical, una epífisis proximal de cúbito y dos metapodios.
De Gallus gallus, una epífisis distal de húmero.
De ave fragmentos de diáfisis y una epífisis distal de fémur.
De Mammalia indeterminada hay 1679 fragmentos. Sin duda es lo dominante en el reconocimiento. Hemos diferenciado, como en otros trabajos, la adjudicación de estos restos a mamíferos de distinto tamaño, donde:
M1 (animal grande como Bos taurus) | 1.013 |
M2 (animal mediano como Ovis aries) | 271 |
M3 (animal chico como Ratus sp.) | 6 |
M? (animal entre MI y M2) | 389 |
Puede llamar la atención tal cantidad de Mammalia indeterminada y por qué no se asignó una taxonomía de mayor reconocimiento. Esto es por dos razones, la primera el estado de fragmentación del material, la segunda consecuencia de lo anterior, es que los fragmentos de diáfisis, costillas o de vértebras, que son las predominantes como veremos más abajo, son piezas de difícil asignación a un animal determinada porque estos fragmentos examinados tienden a ser bastante similares en distintas especies de igual tamaño
En Mammalia indet. predominan los fragmentos de M 1, ya que estos suman el 60,3 %, y es probable que la mayoría de los M? que suman un 23,3 % también pertenezcan a M 1. Además, los fragmentos de M 1 probablemente pertenezcan a Bos taurus, ya que este es el único animal que con ese porte fue reconocido, pero por las razones expuestas no se pudieron adjudicar a ese taxón
En cuanto a partes esqueletarias de M 1, un poco más de las dos terceras partes pertenecen a fragmentos de diáfisis, costillas, y vértebras (24,5 %, 42 % y 15,2 % respectivamente). Volveremos sobre el punto en nuestras conclusiones.
En cuanto a M2, el 16,1 % del total, está en consonancia con el registro bajo de taxa de mamíferos de porte mediano. En cuanto a parte esqueletaria, también el 75 % del total está constituido por fragmentos de diáfisis, costillas y vértebras.
De M? hay un 23,3 %, donde los fragmentos indeterminados suman el 55,6 %, por la razón que M? es una indeterminación entre M1 y M2.
De M3, apenas presente, la mayoría son fragmentos de diáfisis.
En cuanto al detalles de los fragmentos no reconocidos, en cuanto a tamaño y estado, tenernos:
No quemados | Quemados | Calcinados | Total | |
Menores de 2 cm | 156 19,2% | 352 43,1% | 308 37,7% | 816 |
Entre 3 y 5 cm | 149 31,5% | 187 39,7% | 135 28% | 471 |
TOTAL | 1.287 |
Hay que agregar a los restos óseos la presencia de 3 fragmentos de valvas y de un caracol de tamaño grande.
En general el estado de conservación del material es bueno. El 75,1 % del material está en buen estado de conservación, aunque casi todos los restos han tornado coloración rojiza por el tipo de suelo laterítico (óxidos de hierro) en que han estado depositados. Sólo el 10,7 % presenta procesos diagenéticos y en ningún caso presentan grados Beherensmeyer de meteorización (Beherensmeyer 1980), lo cual significa que no estuvo expuesto al ambiente atmosférico.
El porcentaje de huesos quemados y calcinados entre los reconocidos es bajo (12,5 %), salvo en el sector del basurero B 13d, donde el 68,3 % de los restos hallados están quemados y calcinados. Esta concentración nos podría indicar que son los restos de algún fogón, u otra estructura de combustión, y que fueron arrojados al basurero probablemente en una sola ocasión. Por esta razón hemos excluido el material de este sector del basurero al hacer la media porcentual del estado de los restos. En los otros sectores claramente se observa que hubo un estado de conservación que no fluctuó demasiado, por ejemplo los de buena conservación están en un rango que va del 69,5 % al 86,8 %.
En cuanto a huellas y marcas, se siguió el criterio ya establecido (Silveira y Fernández 1988), donde las primeras son las de origen antrópico, y las segunda no. Se han observado en 17 casos cortes profundos y anchos, Determinar si los produjo un filo metálico —cuchillo, hacha o machete- o instrumentos líticos es difícil de dilucidar, aunque la ausencia de elementos metálicos que señala el informe (Poujades MS), podría inclinarnos por la segunda opción, máxime que estos cortes profundos por lo general no son muy anchos, pero en definitiva ambas opciones quedan abiertas. Suponer la ausencia del uso de instrumentos de metal porque no se hallaron, no es una prueba definitiva, pues el metal pudo haberse atacado a un punto que desapareció del conjunto, o que se cuidaron tanto que habría sido improbable que se hubieran abandonado. Golpes hay en 9 casos y raspados en 3. En cuanto a marcas sólo hay registros en 2 casos y las atribuimos a cánidos. Comentaremos estos resultados en las conclusiones.
En cuanto a fracturas, el material presenta una alta fragmentación, producto tanto del trozamiento antrópico, como del generado por acciones tafonómicas. Estos son, tanto transversales en forma vertical, oblicua y astillado, como longitudinales. Sólo hay un caso de fractura helicoidal y en cuanto a las «perimetrales transversales marcadas» observadas sólo en un par de ocasiones.
Material de A 2B/B 2B, B5/A% y «Sobre ladrillos»
Se trata de material que fue rescatado del sedimento extraído en la obra de cableado. Son 229 fragmentos donde se asignó reconocimiento taxonómico 95 de esos fragmentos. Los 134 son los consabidos fragmentos pequeños. El detalle es el que sigue:
Gémero y especie | nombre común | NISP | MNI |
Bos taurus | vacuno | 1 | 1 |
Clase | nombre común | ||
Mammalia indeterminada mamíferos en general | 51 |
El fragmento de Bos taurus corresponde a un fragmento de falange 3°, en buen estado de conservación.
Los de Mammalia indeterminados en:
M1 (animal grande como Bos taurus) | 151 |
M2 (animal mediano como Ovis aries) | 13 |
M3 (animal chico como Ratus sp.) | 1 |
M? (animal entre Ml y M2) | 21 |
El estado de conservación y fracturas mantiene las mismas pautas que las descriptas para el basurero excavado.
Discusión y conclusiones
En primer lugar es necesario hacer un comentario sobre las estructuras de los basureros rurales, que ya hemos comentado en otro trabajo (Silveira y Mari MS). En los sitios urbanos trabajados por lo general son estructuras ad hoc o la reutilización de pozos destinados a otros, usos. En general, son pozos que pueden tener varios metros de profundidad tanto que se trate de un tipo u otro. En cambio las estructuras de los pozos rurales que hemos trabajado, o conocido al presente, la situación es distinta pues tienden a ser de poca profundidad y extendidos.
Repasemos los basureros rurales de los que tenernos información. En el sitio La Colorada (partido de Rauch, provincia de Buenos Aires), los hallazgos se encuentran entre los 15 y 40 cm de profundidad (Aldazabal com. pers.). Para el fortín de Tapalqué los hallazgos realizados en el llamado «basurero secundario», se realizaron hasta 50 cm de profundidad (Mugueta com. pers.). En Vizcacheras 2 los hallazgos se realizaron hasta 90 cm de profundidad, siendo la densidad máxima de hallazgos entre los 0,40 —0,60 m (Britez MS).
Esta parece ser la modalidad imperante, es decir abrir una superficie de algunos metros cuadrados y profundizar sin llegar a más de un metro de profundidad. Según testimonios que recogió la excavadora de la plaza de Posadas, es una práctica que aún se mantiene en esa provincia por la gente de campo (Poujade com. pers.).
En resumen, las estructuras de acumulación de basura tiene características distintas a las urbana, éstas son profundas y de poco diámetro, en cambio las rurales son poco profundas y extendidas, por lo menos en cuanto a la experiencia que tenemos al presente.
En cuanto a la cronología y adjudicación de los restos hallados, repetimos lo que el informe dice sobre los restos hallados:
«expresan el Horizonte Cultural Jesuítico-Guaraní y ponen en evidencia situaciones de contacto específicas del sistema, que en este caso entendemos podrían ser tempranas (primeras décadas del siglo XVII), por cuanto están prácticamente ausentes los materiales de metal y por que están presentes artefactos líticos precolombinos como el cuchillo y el artefacto de cuarcita de usos múltiples» (Poujade MS)
La opinión de la autora de la excavación es que los restos podrían corresponder a la Reducción de Nuestra Señora de Itapuá, o la posterior ocupación agropecuaria en el sitio. Esto es la primer ocupación de origen europeo en lo que hoy es Posadas, con fecha de las primeras décadas del siglo XVII. Adelantamos que el examen del material óseo coincide con esta apreciación, pues no hay nada que la contradiga.
Determinado el punto cronológico, veamos las conclusiones del análisis zooarqueológico, el cual deriva del material obtenido en excavación en las cuadrículas B 3a, B 3b. B3c, B 3d, B1 III/IV y B 3d II. El material obtenido en lo recuperado de las zanjas del cableado, sólo tiene valor informativo, y por otra parte son pocos restos, por ello no son considerados en las conclusiones.
El total de restos reconocidos para el basurero suma 1.876, de los cuales 189 son asignables a animales específicos, mientras que los restantes 1.687 lo son a nivel de clase. Esto constituye un conjunto totalmente aceptable para extraer conclusiones sobre subsistencia y modalidades de esta.
Veamos las conclusiones a que hemos arribado:
1. La subsistencia proteica estuvo centrada en forma casi exclusiva en el consumo de carne vacuna. Representó el 92,6 % del total de las especies reconocidas. El otro taxon, Ovis aries (podría ser Capris, pues es difícil discernir si se trata de uno u otro taxon cuando se examinan huesos de estos animales), representó un consumo ocasional. Incluso los restos de M 1, que muy probablemente provengan también de Bos taurus suman el 60,3%, a lo que habría que agregar parte de M?, lo que define una dependencia de la carne vacuna casi exclusiva.
2. En cuanto a la representación esqueletaria del taxón es bastante completa, según se deduce de una primer lectura del la Tabla N° 1, aunque faltan las vértebras cervicales y lumbares, como asimismo una mayor representación de la cabeza. Una segunda lectura determina que la representación esqueletaria (NISP) corresponde en sus dos terceras partes a las porciones finales de las extremidades, es decir metapodios, autopodios y falanges.
3. Una explicación de la anterior representación, plantea varias hipótesis, veamos:
Hipótesis I. Se trata de un consumo de extremidades de los animales
Hipótesis II. Se trata de una situación determinada por procesos diagenéticos. Este accionar habría atacado aquellos restos óseos de menor densidad global primero, dejando a los de mayor densidad global en mejor representación (Lyman 1994). Precisamente los huesos de extremidades a que hemos hecho referencia son de alta densidad global
Hipótesis III. Se trata de los restos de trozamiento primario, es decir de un sitio de faena de la res a consumir.
Hipótesis IV. Que hubo una distorsión en la muestra porque se quemaron los huesos en los fogones.
Hipótesis V. Que hubo consumo de toda la pieza, con énfasis en el uso de las extremidades.
Examinemos las hipótesis, la primera considerando sólo el NISP del taxón no tiene mayores objeciones, sin embargo al considerar M I, que tiene alta probabilidad de pertenecer al taxón, con una presencia en éste de un 42 % de partes de costillas, 24,5 % de fragmentos de diáfisis de huesos largos y 15,2 % de vértebras, hace que la hipótesis de comidas sólo centradas en el aprovechamiento de las extremidades se debilite.
En cuanto a la segunda, si fuera cierta deberíamos hallar un alto porcentaje, o por lo menos relevante, de fragmentos erosionados. Este no es el caso ya que sólo el 10,7 % del material aparece con signos de procesos diagenéticos y no acentuados. Más aún, todos los huesos de la cintura escapular (escápula) y pelviana (pelvis), como de las extremidades delanteras y traseras (húmero, radio, cúbito, fémur y tibia) están en buen estado de conservación sin signos de acciones diagenéticas. Hipótesis no aceptable.
En cuanto a la tercera, es difícil aceptar que se trata en realidad de un sitio de faena donde sólo se habrían desechado las patas, por la sencilla razón que no sólo hay evidencia de utilización de falanges con cortes longitudinales en un patrón que se reitera en varios casos, sino también por la aparición de huesos, aunque en baja proporción, de la cintura escapular, pelviana, los huesos de las partes de extremidades que más rinde de carne tienen, como asimismo de costillar. La hipótesis no puede ser mantenida.
La cuarta hipótesis referida a la posibilidad del uso de los huesos como combustible, no parece valedera por dos razones. La primera que el porcentaje de huesos quemados y calcinados, en el caso de utilizarlos como combustible, debió ser alto. No es el caso, sólo hay un 12,5 % de huesos quemados y calcinados, en los fragmentos no reconocidos el porcentaje es más alto. La segunda es que en el área había madera para combustible. No obstante, en un caso y en un área del basurero (B 1 3d) hay una concentración de huesos quemados que bien puede ser el descarte de un fogón, pero no es cuantitativamente significativo en el total. No nos parece una hipótesis que explique la representación observada.
En cuanto a la quinta la hipótesis, parece la más probable pues es la que mejor se ajusta con los hechos observados, tal como lo hemos manifestado en la discusión de la primer hipótesis.
4. En cuanto a Ovis aries ó Capris, su consumo ha sido ocasional, y no tuvo importancia en la dieta proteica.
5. La presencia de Felis catus, se debe explicar como la de un animal doméstico que a su muerte es arrojado al basurero.
6. Un punto que llama la atención, no por presencia sino por ausencia, es que no hay peces en los restos. ¿No se consumían? ¿O sus restos por razones tafonómicas han desaparecido del registro? En primer lugar recordamos la riqueza ictícola del río Paraná, un estudioso del siglo XVIII nos dice al respecto:
«…Lo que no admite dudas es que los ríos grandes como el Paraná, el Paraguay, el Uruguay y el famoso de la Plata son muy ricos en muchas y delicadas especies de peces…» (Sánchez de Labrador 1968:237).
¿Hay razones tafonómicas para suponer la ausencia de restos de pescado? Creemos que no, para ello nos basamos en primer lugar en el hecho de la buena conservación en general de todos los restos óseos. En segundo lugar porque en la ciudad de Buenos Aires se han rescatado restos muy bien conservados de pescado con una antigüedad de cerca de 200 años, como fue el caso de los hallados en un pozo de basura atribuida a los padres dominicos en la ciudad de Buenos Aires (Silveira y Lanza 1999). Queda entonces suponer que directamente no se consumió, que hubo una decisión al respecto, que pudo tanto ser porque la carne vacuna era más accesible y de mayor rinde, o porque no se quiso distraer mano de obra en la pesca, pues se habría decidido ocuparla en otros menesteres.
7. Los restos de tapa de vértebra alabeadas, cuya presencia hemos detectado en este análisis pueden ser un indicador de hervidos largos de la carne. Es decir que los costillares fueron trozados y utilizados en pucheros.
8. Llama la atención la escasa presencia de huellas de corte en los restos examinados. Hay que suponer que el trozamiento fue muy expeditivo y sin mayores miramientos, como lo fue el observado en época colonial en Buenos Aires. También queda pendiente que artefacto produjo las pocas huellas de corte observadas. Estas pueden atribuirse en su mayoría tanto a filos metálicos, como a líticos. La ausencia de metal en el basurero podría inclinarnos a suponer el uso de artefactos líticos. Pero recordemos que la ausencia no prueba que no se hubiera dispuesto de cuchillos o hachas. Creemos que los jesuitas las usaron, pero las conservaron muy bien, por lo que no aparecen en el basurero. También llama la atención que los instrumentos líticos eran escasos (Poujade MS) y de éstos si puede haber restos en un basurero, ya por filos agotados, u otras razones, lo que daría una expectativa de hallazgos altos, cosa que no se observó.
9. Hay pocas marcas en los restos óseos, sólo en dos casos las hay de cánidos. Esto lleva a suponer o escasez de perros, o que tenían asegurada carne de tal modo que los restos de comidas no interesaban.
A quién atribuimos este basurero, al conjunto de misioneros e indígenas, o a uno u otro en especial. La representación observada nos inclina a suponer una tendencia de un basurero perteneciente a la población indígena de la misión. La alta presencia de cerámica tosca y la ausencia de metal son factores que apoyan la presunción (Poujade MS).
Finalmente podemos decir que en este basurero hubo una Conducta de Consumo casi exclusiva de utilización de carne vacuna.
Bibliografía
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Poujade R. MS. Arqueología de rescate (histórica y urbana) Plaza 9 de Julio, Posadas, provincia de Misiones.
Sánchez de Labrador F. J. 1968. Peces y aves del Paraguay natural. Cía. Gral. Fabril Financiera. Buenos Aires.
Silveira M. MS. «Marcos teóricos en Zooarqueología Histórica». Comunicación a las Segundas Jornadas de Arqueología Histórica y de Contacto del Centro Oeste de la Argentina y Seminario de Etnohistoria. Terceras Jornadas de Arqueología y Etnohistoria del Centro Oeste del Plata. Universidad Nacional de Río Cuarto (provincia de Córdoba). Mayo de 1998.
Silveira M. y M. Fernández. 1978. Huellas y marcas en el material óseo del sitio Fortín Necochea (Partido de General LaMadrid). Publicación de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA).
Silveira M. y M. Lanza. Zooarqueología de un basurero colonial. Convento de Santo Domingo Santo Domingo (fin del siglo XVIII y comienzos del XIX) Congreso Argentino de Americanistas. Tomo 2: 531-552. Buenos Aires.
– 1999. Zooarqueología de un sitio histórico de la ciudad de Buenos Aires. Michelangelo. En Actas del XII Congreso Argentino de Arqueología. Tomo III: 174-177.
Silveira M., L. Mari y G. Pratolongo. MS. Zooarqueología de la Casa Peña (Segunda Parte). Primeras Jornadas de Arqueología Histórica de la Provincia de Buenos Aires y la ciudad de Quilmes. Quilmes. 1998.
Silveira M. y L. Mari. MS. Zooarqueología del sitio Vizcacheras 2, Partido de Cnel. Brandsen, provincia de Buenos Aires.