«Relevamientos arquitectónicos en arqueología urbana y conservación del patrimonio construído»
El artículo «Relevamientos arquitectónicos en arqueología urbana y conservación del patrimonio construído» de Guillermo Raúl Páez ha sido publicado en “Arqueología Histórica Argentina”, Actas del 1er. Congreso Nacional de Arqueología Histórica, pps. 473 – 485, Editorial Corregidor, realizado en la ciudad de Mendoza entre los días 9 al 11 de noviembre de 2000, ISBN 950-05-1438-9.
Introducción
El presente escrito forma parte de una investigación que pretende explicar la metodología aplicada para el relevamiento de construcciones de valor patrimonial, en excavaciones realizadas por el Centro de Arqueología Urbana de la Facultad de Arquitectura, UBA. Partimos del hecho de entender, que en las intervenciones sobre el patrimonio histórico y arquitectónico, se avanza día a día en la idea de formar equipos multidisciplinarios compuestos por arqueólogos, arquitectos, historiadores, sociólogos, restauradores, técnicos, etc., que trabajen en forma conjunta, y cuyo fin último sea llevar a cabo intervenciones científicas, acordes con las potencialidades reales y la historia de los bienes sobre los que se va a actuar.
Por lo tanto debemos considerar que cada caso ha constituido una experiencia particular, teniendo en cuenta que se ha trabajado bajo condiciones técnicas, de presupuesto o plazos de obra muy dispares, y que se ha actuado sobre estructuras de diversas tipologías, ya sea que formaban parte del entorno del sitio excavado, o que fueron liberadas durante las excavaciones.
A continuación nos referiremos a una disciplina, poco difundida aún entre los profesionales de nuestro país dedicados a la conservación del patrimonio construido, basada en las ideas enunciadas por Edward C. Harris en su publicación acerca de los Principios de Estratigrafía Arqueológica, editadas en Londres en 1979. Se trata de una técnica de trabajo nueva que puede calificarse de muy especializada ya que conjuga metodologías y herramientas de la investigación arqueológica y de la restauración arquitectónica, permitiéndonos realizar la lectura de cualquier construcción histórica, lo que constituye un elemento fundamental para la toma de decisiones en el momento de intervenir sobre el patrimonio.
Para aclarar este tema, podemos hacernos las siguientes preguntas: ¿Se puede leer la arquitectura de un edificio de forma tal que nos permita realizar una radiografía, con su informe correspondiente’? ¿A partir de este documento se pueden descifrar las características de sus materiales y sistemas constructivos? ¿Se puede determinar la antigüedad del edificio e interpretar los momentos y características de su construcción?
Según afirman Luis Caballero Zoreda y Pablo Latorre González-Moro, en su artículo «Leer el Documento Construido»: «La lectura estratigráfica del monumento supone una ineludible postura previa: aceptar que la construcción histórica es en esencia un documento. Y, por lo tanto, que cualquier acercamiento que querramos hacer a ella precisa de su lectura como tal, único modo de comprenderla y por lo tanto de no perder su riqueza informativa y medial. La documentación, reivindicada como primera fase en la restauración, toma así su específico sentido crítico y científico: no se trata —sólo— de dibujar la arquitectura, imaginada o real, corno una manera de conservar para el futuro la memoria anterior a su transformación; sino de leer en el documento construido la información que nos viene del pasado, para poder comprender su verdadero sentido y valores» (1).
Por lo tanto debemos trabajar en nuestras investigaciones con indicadores cronológicos, basándonos en las fuentes tradicionales y en los instrumentos que la arqueología utiliza para el estudio de los estratos horizontales, que son aplicados en nuestro caso para el estudio de los muros, que llamamos por analogía estratigrafía vertical.
Este método de trabajo consiste en ordenar y datar las etapas por las que han pasado los edificios, hasta llegar a su estado actual, analizando todos los elementos que los componen y que se les agregaron o quitaron, según las distintas acciones y procesos constructivos o destructivos que sufrieron, teniendo en cuenta que no estamos ante un método de aplicación rígida, sino todo lo contrario, ya que permite la posibilidad de adaptarse a cada construcción en particular.
De este modo a través de una minuciosa observación de las construcciones, podernos llegar a reconocer los cambios menos visibles: los distintos materiales empleados, sus dimensiones, las técnicas constructivas, la decoración, la ornamentación, las huellas de las herramientas utilizadas, etc. Estos datos nos permiten entender los procesos constructivos, las distintas etapas, las fechas y los criterios seguidos por los constructores para realizar la obra, que deben registrarse en forma clara, simple y ordenada; para lo cual nos valemos de varios tipos de fichas, gráficos y fotografías.
Podemos afirmar, que el relevamiento de la arquitectura constituye un instrumento científico – técnico que registra fielmente las acciones, producidas tanto por el hombre como por la naturaleza, permitiéndonos, codificarlas, leerlas, y efectuar un profundo análisis de los procesos constructivos de las obras y su significado. Estos datos, junto con los aportados por las investigaciones históricas y planimétricas, constituyen herramientas fundamentales para encarar intervenciones sobre el patrimonio arquitectónico con un carácter científico, ya que brindan al proyectista los elementos que le permiten valorar el impacto que tendrá su intervención sobre el edificio y su entorno, y a partir de esto, poder tomar las decisiones más acertadas para cada caso.
En tal sentido los autores antes mencionados expresan: «La doble valoración que del edificio histórico puede hacerse como arquitectura y como documento histórico, la necesidad simultánea de conservarlo con toda su carga documental y la exigencia de intervenir sobre él, transformándolo para cumplir este cometido, han marcado diferentes teorías de la restauración. Los defensores de la conservación a ultranza de los valores documentales no han sido capaces de definir, más allá de los aspectos pintorescos y literarios, estos valores. En este contexto, la aparición de la metodología para el análisis estratigráfico de las construcciones históricas, ha permitido la definición y el análisis científico y sistemático de los valores documentales de las arquitecturas del pasado. Este reconocimiento permitirá decidir de forma razonada y justificada, a la hora de acometer la restauración, su conservación o eliminación» (2).
Antecedentes
La especialización progresiva de métodos y sistemas de investigación en el campo de la arqueología del edificio ha tenido diferentes hitos y vías de acercamiento. En Europa Occidental, sobre todo en Italia y España, ante la proliferación de las rehabilitaciones, han surgido grupos de investigación como el. dirigido por Caballero Zoreda, el Servicio de Conservación de la Diputación de Barcelona, el de la Universidad de Granada, o los grupos de investigación de Siena, Florencia y Milán, que han trabajado durante los años setenta y ochenta ignorándose mutuamente debido al carácter local de sus publicaciones.
Así cada área produjo un número de publicaciones referentes a este tema, algunas de las cuales fueron consideradas emblemáticas en su momento y pueden ser consideradas los pilares de esta disciplina, tal es el caso de los Principios Estratigráficos de Harris, que sentaron las bases teóricas y metodológicas o los trabajos de Andrea Carandini sobre la necesidad de una carta general sobre la intervención arqueológica, o su propuesta de utilizar fichas para registrar los cortes, estratos y materiales.
Recién a comienzos de los noventa se conocieron en Milán las compilaciones de la arquitecta Rita Tagliabue, basados en trabajos anteriores de Broggiolo, Parenti y Francovich, que constituyeron el intento más completo de organización de todos los factores que intervienen en el proceso de la investigación previa a la puesta en valor de una construcción. Ante todo se enfrentó con el problema de fondo en este tipo de experiencias, que son las relaciones interdisciplinarias: investigador y diseñador, de cuyo análisis surgieron dos conclusiones, por un lado el reconocimiento de los arquitectos de la necesidad de realizar una investigación arqueológica completa del edificio, previa a la intervención y por otro, la urgencia en la formación de los arquitectos en el método arqueológico, de modo que estén capacitados para estudiar los paramentos desde esta nueva óptica.
A partir de estos antecedentes, podemos afirmar que el interés por los edificios históricos, desde el punto de vista arqueológico-arquitectónico y el consecuente desarrollo de esta disciplina en Europa, se fundamentó, en dos hechos, por un lado el nacimiento de la arqueología urbana de urgencia y por otro el desarrollo de la arqueología medieval. Ambos fenómenos, fueron paralelos, especialmente en Italia y España, que debido a su riqueza histórica urbana y al alto nivel de vida desde los años cincuenta, pudieron dedicar un gran esfuerzo a la renovación de sus ciudades. Como consecuencia de estas acciones surgió la necesidad de dejar documentados los restos de lás construcciones que aparecieron durante las nuevas intervenciones.
Por lo tanto, podemos concluir, que debido a la importancia que se le asignó a la rehabilitación de los edificios históricos y a su integración en los nuevos planteos urbanísticos, fue necesario obtener un nivel de información histórica y técnica más riguroso, que solo fue posible a partir de aplicar herramientas de la arqueología y del relevamiento arquitectónico como métodos indispensables para llegar a comprender los edificios.
Estrategia y metodología de trabajo
El armado de una estrategia para llevar a cabo este tipo de estudios requiere tener en cuenta una serie de principios que son esenciales para lograr un efectivo desarrollo de la metodología de trabajo:
- Vinculación entre la investigación histórico-planimétrica, el relevamiento arquitectónico – estratigráfico y el proyecto de intervención.
- Análisis global (no parcial) del conjunto.
- Inserción geográfica e histórica en el entorno.
- Comprensión de las etapas constructivas y destructivas.
- Especial atención en el estudio de los paramentos.
- Sistema de registro simple y riguroso.
- Proyecto acorde con el presupuesto y posibilidades reales de cada caso.
Una vez considerados esto temas podemos plantear nuestra estrategia de investigación, que deberá adaptarse, como mencionamos antes, a la realidad y al presupuesto de cada proyecto. Se trata de definir una unidad de referencia (muro), en la que trabajaremos en distintas escalas, con distintos tipos de documentación, grados y registros, pero adoptando un mismo sistema de análisis: la lectura estratigráfica.
a) Estudios previos
Investigación histórica.
Investigación planimétrica.
Análisis y comprensión global del conjunto y su entorno.
Formulación de criterios de representación gráfica para cada tipo de registro.
Determinación de escalas de dibujo para plantas, cortes y detalles.
Elección de un sistema de fichas apropiado.
Elección de un sistema de registro fotográfico.
b) Relevamiento arquitectónico
Identificación de locales y muros.
Estudio de sistemas constructivos y de vinculación entre muros. Determinación de tipologías de muros.
Registro de carpinterías y de vanos.
Registro de elementos artísticos o susceptibles de ser conservados. Elaboración de una hipótesis inicial.
c) Análisis de los paramentos
Armado de una secuencia de cateos y muestreos constructivos. Estudios estratigráficos.
Análisis tipológicos.
Constatación de los principales eventos estructurales.
d) Estudio del subsuelo en relación con los paramentos
Realización de cortes estratigráficos.
Apertura de trincheras.
e) Elaboración de un informe
f) Participación en el proyecto de intervención
CASO DE LECTURA DE PARAMENTOS
Vivienda Avda. San Juan N° 338, Buenos Aires
Esta investigación se planteó a partir de un Proyecto del Centro de Arqueología Urbana y del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, para realizar excavaciones arqueológicas en un predio contiguo al Museo de Arte Moderno, en el que próximamente se iniciarán obras para la ampliación del museo.
En un primer recorrido del terreno verificamos la existencia de una construcción en forma de U que lo divide en dos, delimitando un patio en el sector ubicado al frente y dejando otro patio abierto en la parte posterior. Luego de realizar el reconocimiento del sitio y a través de un rápido relevamiento, obtuvimos un esquema de la planta del conjunto a partir del cual, pudimos determinar en principio, que tanto por sus características constructivas como por su tipología nos encontrábamos ante una vivienda del siglo XVIII.
Corno consecuencia de este hallazgo, que representaría una de las viviendas más antiguas de Buenos Aires y teniendo en cuenta su inminente demolición, tornamos la determinación de iniciar una investigación que nos permita contar con los datos necesarios para solicitar a las autoridades que evalúen la posibilidad de conservar este edificio, como testimonio de la historia de la ciudad.
Estudios previos
En esta fase nos ocupamos de la estrategia a seguir y delimitamos el nivel de detalle al que se llegaría con los trabajos, teniendo como condicionantes principales: el presupuesto, que no permitió contar con los recursos humanos necesarios, y el plazo de sólo dos meses, ambos insuficientes para alcanzar el nivel de investigación deseado; por lo tanto, decidimos que en esta primera instancia sólo se llevarán a cabo las tareas necesarias para determinar las distintas etapas constructivas y destructivas que tuvo el edificio y definir así su fechado.
Este trabajo deberá ser completado en una próxima etapa, con relevamientos que comprendan el estudio en detalle de cada una de sus partes, para lo cual será imprescindible contar con los medios acordes con la importancia de este edificio. Actualmente (noviembre 2001) está en curso la segunda etapa.
En esta instancia fijamos las pautas a tener en cuenta para realizar los distintos registros, definiendo las fichas de relevamiento, tipos y escalas para los gráficos, realizando además, la primera toma de fotos, para documentar el estado en que se encontró el sitio. Paralelamente se iniciaron las investigaciones históricas, planimétricas, y las excavaciones arqueológicas como parte del Proyecto de Arqueología Urbana, que resultaron fundamentales para completar la información que posibilitó una efectiva comprensión del conjunto.
Con respecto a la investigación planimétrica, trabajamos con el Catastro Beare del Museo de la Ciudad de Buenos Aires (1862), donde figura una vivienda de planta cuadrada con patio central. En el Archivo de Planos Domiciliarios de Aguas Argentinas encontramos documentación de esta propiedad, siendo el plano más antiguo, fechado 26/10/1897, que aportó datos acerca de la existencia de una vivienda de planta cuadrada con patio central al frente y dos habitaciones en el fondo, dividida con una pared conformando dos unidades independientes, propiedad del Sr. Prudencio Tuduri, similar a la de 1862.
Otra fuente consultada fue el Archivo de la Dirección General de Fiscalización de Obras y Catastro de la ciudad de Buenos Aires, que nos permitió obtener información acerca de una serie de mutilaciones que sufrió el conjunto, por efecto de las obras de ensanchamiento de la avenida San Juan, este proceso está documentado en las planchetas catastrales.
La investigación histórica se centró básicamente hasta el momento en el estudio de las escrituras y de la testamentaría, sacando a la luz un esquema de esta vivienda encontrado en la sucesión del año 1833, de los bienes pertenecientes a Don Marco de la Rosa, que figura como su propietario, en el Archivo General de la Nación.
Cabe aclarar que a la fecha, tanto ambas investigaciones como las excavaciones arqueológicas, están en curso y los resultados obtenidos serán confrontados con los relevamientos en cada una de sus etapas, corroborando así la efectividad de esta metodología de trabajo.
Relevamiento arquitectónico
Comenzamos esta fase relevando en forma meticulosa las construcciones existentes en el predio, diferenciando, espesores de muros,– vanos, etc., confeccionando con esta información una planta en escala 1:100, que fue utilizada como base para los sucesivos registros de esta investigación. En esta planta, identificamos con un número cada uno de los ambientes y luego marcamos con una letra los muros de cada ámbito, comenzando en el sentido de las agujas del reloj, del mismo modo denominamos todos los vanos con las letras (Va) y a cada uno con un número en el mismo sentido que los muros. Teniendo en cuenta esta denominación, en una etapa próxima debemos realizar el relevamiento de los detalles constructivos.
Una vez individualizados todos los componentes del edificio efectuamos el estudio del estado de cada muro. Se trabajó ambiente por ambiente, prestando especial atención a vanos, carpinterías, ornamentaciones, inclusiones, patologías, y todo otro dato que resultara relevante para la investigación. A tal efecto confeccionamos un sistema de fichas, en las que volcamos de manera ágil y precisa, por un lado la información escrita y por otro la gráfica, utilizando la vista de cada muro, con los datos relevados, representados mediante distintos grafismos. En forma simultánea realizamos el registro fotográfico de cada muro, siguiendo el mismo orden e identificación que utilizamos para el registro gráfico, tomando una foto general del muro y fotos de cada detalle.
Luego de esta identificación analizamos los distintos tipos de relaciones constructivas existentes entre muros, que según el momento en que fueron construidos y la técnica empleada pueden ser: apoyo simple, con encastres simples o complejos, contemporáneos, etc. Para lo cual recurrimos a una síntesis, utilizando tres tipologías:
- Contemporáneos
- Apoyados
- Trabados
Mediante la aplicación de distintos grafismos para cada tipo de contacto entre paramentos, analizando ambiente por ambiente y muro por muro, obtuvimos una planta, de lectura clara, en la que pudimos inferir los cambios y procesos constructivos que ha sufrido el conjunto.
Por lo tanto podemos afirmar que la comprensión del modo en que se contacta cada uno de los muros que configuran el esqueleto del inmueble es el punto de partida para comenzar a tener una idea de la evolución del edificio.
Para realizar esta lectura inicial debimos acceder a la mampostería en las zonas de unión de los muros, en los casos donde nos encontramos con ornamentaciones o cualquier otro tipo de impedimento para picar debimos acudir a la excavación de los cimientos o a la interpretación del sistema constructivo en la unión de la cubierta con los muros, para obtener los datos deseados. Antes de iniciar estos trabajos llevamos a cabo una serie de calas en los enlucidos, a los efectos de descartar cualquier posibilidad de destruir pinturas, papeles u otros elementos de interés artístico o arqueológico, que pudieran encontrarse cubiertos. Igualmente debimos tomar todos los recaudos, trabajando con sumo cuidado, ante la posibilidad de encontrarnos con hallazgos imprevistos.
Los trabajos de picado se realizaron con total precisión, utilizando herramientas livianas y prestando mucha atención a los distintos estratos que fueron apareciendo. Siempre que fue posible las prospecciones se realizaron en sectores de por lo menos medio metro de ancho en cada muro y una altura mínima de un metro, teniendo presente que en los edificios históricos, habitualmente, se da el caso de superposiciones de revoques y pinturas, que pueden evidenciar continuidad o discontinuidad entre los muros.
Cabe hacer una distinción en este párrafo, entre el interés artístico y el arqueológico, ya que éste último valora principalmente los aspectos referentes a la interpretación evolutiva de la estructura, es decir, en un muro con varias capas de pintura superpuestas, la capa pictórica puede considerarse poco importante desde el punto de vista artístico si los pigmentos han desaparecido, pero su disposición puede resultar esencial para la lectura estratigráfica del conjunto. Por lo tanto para esta operación es aconsejable el manejo de técnicas utilizadas en restauración.
En esta etapa, además de estudiar la relación entre los muros, procedimos al registro de los datos referidos a los tipos y dimensiones de mampuestos, juntas, aparejos y morteros, que luego fueron volcados en la ficha correspondiente a cada muro.
Con ambos estudios completados, el de encuentro de muros y el análisis de los mampuestos, se confeccionó una nueva planta, en la que se le otorgó a cada fase constructiva una trama distinta. A partir de esta información pudimos establecer las primeras hipótesis del trabajo, ya que analizando los datos obtenidos hasta ese momento determinamos qué muros eran originales y cuáles no, cómo fue el proceso constructivo y las principales modificaciones que sufrió el edificio a lo largo de su historia. En este punto arribamos a una primera aproximación, acerca de cuales serán los muros en los que deberemos realizar nuevos muestreos y en que sectores centraremos nuestra atención, en la segunda parte de este trabajo.
El conjunto de estos estudios constituyó una primera etapa, que corroborada con las investigaciones históricas y planimétricas y las excavaciones arqueológicas, nos brindará la información para enunciar nuestra hipótesis, valorar el edificio objeto de este estudio y realizar una estimación cronológica y económica, para llevar a cabo una próxima etapa que complete esta investigación.
Conclusiones
El presente trabajo pretende valorar los efectos del sistema empleado, corrigiendo y ampliando todos los aspectos metodológicos, según sea la estructura a intervenir y las condiciones de cada caso. En esta primera etapa desarrollamos una serie de estudios generales, registrando las evidencias a partir de las cuales podremos interpretar los procesos constructivos y destructivos que se llevaron a cabo en el edificio, en función de los cambios de usos y ocupación, propios y de su entorno.
Al momento de escribir esta presentación, tanto los datos de los relevamientos como del resto de las investigaciones están siendo procesados, es por eso que a la fecha sólo contamos con parte de la información, que será completada oportunamente:
La edificación existente se corresponde con el esquema de la vivienda del año 1833, que consta en las escrituras, sufriendo modificaciones en alguno de sus vanos, tabiques interiores y el agregado de dos habitaciones ubicadas en el segundo patio. Esto fue verificado con el estudio de contactos entre muros y de los tipos y formas de colocación de los ladrillos.
Otros datos interesantes son los que surgen a partir del estudio estratigráfico de los muros acerca de los cambios de usos que tuvo la vivienda, por ejemplo el análisis del vano de un muro que divide dos ambientes, donde encontramos la siguiente información: el dintel, que fue reutilizado. en algún momento formó parte de otra carpintería, estaba cubierto por una madera terciada pintada a la cal, debajo de la cual encontramos tres capas de papel decorado. cada uno con un motivo distinto, por debajo una malla entramada de fibras naturales y por último una pasta blanquecina, de la cual se extrajeron muestras a efectos de determinar si se trataba de pegamento o pintura. De todos estos materiales se tomaron muestras a fin de realizar los estudios químicos correspondientes.
Estos dos ejemplos constituyen sólo una muestra de la potencialidad de esta metodología de trabajo, ya que enumerar los resultados parciales que disponemos sería muy extenso y formará parte del informe técnico de la investigación.
En general los resultados obtenidos hasta el momento fueron positivos, sin embargo surgió una gran disfunción entre los medios disponibles, principalmente recursos económicos, humanos y el grado de exigencia y profundidad que requiere una investigación de estas características.
Debemos ser conciertes que en los próximos años la arqueología y la rehabilitación patrimonial irán adecuando su metodología de trabajo aún más, ya que su relación no ha hecho más que iniciarse y aún se encuentra en un período de experimentación y reflexión.
«Después de diez años de experimentación sobre el análisis arquitectónico con un instrumento creado para la investigación arqueológica, en Italia se ha conseguido un balance y se han definido nuevas líneas de investigación que se refieren a campos especializados muy diferentes. No obstante se debe insistir en que en los casos más atentos al avance de la investigación científica, la relación entre arqueólogos y arquitectos ocupados de la restauración se orienta hacia una colaboración cada vez más integrada.» (3)
Relavamiento gráfico: Margarita Fabbri
Notas
1. Caballero Zoreda, Luis — Latorre González Moro, Pablo «Leer el Documento Construido». En Revista Informes de la Construcción, Vol. 46, N1435, Madrid, Instituto Eduardo Torroja, enero-febrero, 1995.
2. «La importancia del análisis estratigráfico de las construcciones históricas en el debate sobre la restauración monumental». En Ibidem, p. 5.
3. Parenti, Roberto. «Historia. importancia y aplicaciones del método de lectura de paramentos». En Ibídem, p. 19.
Bibliografía
Caballero Zoreda, Luis. El método arqueológico para la comprensión del edificio. Dualidad sustrato arqueológico — estructura. Curso de Mecánica y Tecnología de los edificios antiguos. Madrid, COAM, 1987.
Doglioni, Francesco. Stratigrafía e restauro. Tra conoscenza e conservazione dell’architettura. Trieste, Edizioni Lint, 1997.
Harris, Edward C. Principias de estratigrafia arqueológica. Barcelona, Editorial Crítica, 1991. Londres 1979.
Tagliabue. Rita. Architetto e archeologo. Confronto fra campi disciplinari. Milano, 1993.
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