«Novedad bibliográfica: Las muertes de un Caudillo»
Una nueva publicación de Daniel Schávelzon, en esta oportunidad con la co-autoría de Patricia Frazzi, ha aparecido bajo el titulo «Las muertes de un caudillo: la tumba de Facundo Quiroga», el cual cuenta con 112 páginas, fue realizado por ediciones Olmo en la ciudad de Buenos Aires y cuenta con el identificador ISBN 978-987-1555-09-8-6.
El Tigre de los Llanos sigue rugiendo desde su tumba recoleta. Tantas cosas se han dicho sobre el general Quiroga, tantas mentiras y exageraciones se han escrito sobre Facundo, que no puede descansar en paz. Ruge por las noches al recordar su crimen avieso, premeditado y alevoso que tantas veces le habían advertido. Pensaba que nadie habría de atreverse pero su orgullo, su indomable orgullo, le impidió entender que tarde o temprano sus enemigos se cobrarían las cuentas pendientes. Facundo despreciaba a los Reinafé, esos hermanos brutales que había tratado de derrocar años antes. Pero el fiel Ruiz Huidobro no pudo con ellos, y ahora los Reinafé se tomaban la revancha en medio de un monte perdido en la inmensidad cordobesa. Facundo marchó al muere en una galera, porque el paso carcomido por el reuma le impedía cabalgar como en otros tiempos. Murió traicionado, con la cara desfigurada por el tiro de Santos Pérez, el cuerpo desnudo, el cuello degollado, robado y vejado por estos que no eran más que salteadores de caminos.
Si, no es raro que el Tigre siga rugiendo, gima de dolor y de impotencia cuando le achacan injusticias que no cometió. Él, el bárbaro, al momento de morir lucía casimires ingleses, camisa de seda, tocadores con sus iniciales en oro y un reloj con cadena que nunca dejó de funcionar, ni aún cuando él ya estaba muerto y su cuerpo se pudría bajo el sol de Sinsacate. Murió Facundo antes de que su estrella declinara, cuando aún su nombre era prestigioso y sinónimo de promesas… por eso es que su dimensión se agiganta como los mitos que alimenta. Facundo, desde su tumba recoleta, coronada con la imagen doliente se eterniza en el imaginario de los argentinos. Dicen que lo han enterrado de pie como un caballero castellano. ¿Dónde está cuerpo de Facundo que trajeron de Córdoba? Dicen que está parado para presentarse así ante el Creador. Dicen que quieren llevárselo a La Rioja para que, de una vez por todas, descanse en sus pagos. ¿Sus pagos? Si él fue feliz en Buenos Aires, jugando a los naipes a manos llenas y persiguiendo damitas porteñas. Tantas cosas se dicen de Facundo que resulta difícil separar la verdad de las exageraciones y la mera fantasía.
Esta es la muerte de Facundo, del brigadier Quiroga, sin mitos, ni versos, ni cantos doloridos o suposiciones. La descarnada historia de su muerte y sus sepulturas, el rito final que honró sus días.
Lo demás queda al arbitrio de la imaginación. Esto que narramos es sólo historia, sin juicio ni prejuicio.