En el marco del evento homenaje de la Revista Anales del IAA, se ha propuesto desarrollar la exposición titulada «Las imágenes en los Anales del IAA. Del campo narrativo al campo semiótico». Sus curadores fueron la Prof. Valeria Gigliotti (IAA UBA y FFyL UBA) y Lic./Prof. Félix Martín González Samartín (F.Soc.- UBA y FTU, UNSL).
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Eje del guión curatorial
Si consideramos la posibilidad de dividir la historia de la imagen en Occidente en los siglos XIX y XX en dos vertientes, una estética y otra técnica, encontramos en ambas la presencia de aspiraciones representacionales que, lejos de ser neutras, remiten a un punto de vista. En el primer caso es el punto de vista del artista, o un canon, lo que determina el encuadre; mientras que en el segundo, se destaca la mediación efectiva de las tecnologías de la representación que suponen el predominio de una racionalidad técnica[1].
La primera vertiente se inscribirá en la historia de la estética. Pero la segunda, que es la que nos interesa, subsume a la imagen dentro del campo de las tecnologías modernas y esto nos permite hablar de una función técnica, es decir, pensar a la imagen desde una racionalidad instrumental propiamente moderna dentro de un sistema de representación que encuentra su correlato en el afianzamiento de los Estados nacionales, la ciencia empirista y la idea del progreso.
Como tecnología, bajo el binomio foucaultiano «saber-poder», la imagen debe identificarse en este período histórico, con una forma de gubernamentalidad. Se trata de la utilización de la imagen bajo la forma de registro fotográfico que atestigua los procesos de modernización y expansión urbana. En el ámbito de los registros documentales del desarrollo de los Estados y de la cambiante realidad social, la fidelidad óptica permitía acompañar y legitimar el relato veraz del proceso de transformación. El registro visual no sólo interpretaba el sentido del texto o lo ejemplificaba, sobre todo lo legitimaba y lo autorizaba. Prima en este período un sentido representacional y de autoridad de la imagen. De tal forma, en las publicaciones científicas de los primeros dos tercios del siglo XX, la imagen se subordina al texto y cumple una función representacional acrítica, pasiva, reproductiva, especialmente bajo las coordenadas históricas del positivismo.
Y es justamente, en este contexto, que en 1948 nace la Revista Anales del IAA. Tal como lo mencionase García (2020) en la presentación de su primer número, la particularización del saber científico reclamaba por ese entonces la conformación de espacios de divulgación propios de las diferentes disciplinas vinculadas al arte y la historiografía.
Frente a este mundo especializado, Anales se presenta como interventora necesaria en un contexto en el que el estudio de las artes carecía de una divulgación científica y dirige una crítica a la propagación descentralizada de los estudios artísticos y a las publicaciones generales que ya no podían, desde su visión, constituir aportes a la disciplina.[p. 117)[2].
Bajo la égida de la escritura científica, la imagen cumplió en un primer momento, una función ilustrativa y auxiliar que la subordinaba al texto. Debía acompañarlo en un rol complementario y ejemplificar su sentido, ilustrando la narrativa. Cumplía aquí una triple función de verdad, de evidencia y de objetividad.
La estrategia argumental de este período subordinó la imagen a la textualidad discursiva. El empleo editorial de la representación gráfica se localiza, en esta etapa, dentro de sistemas de representación documental donde predomina la dimensión técnica y el reclamo de contemporaneidad como alegato dirigido al futuro, orno legado. En su contexto editorial, funcionó como verificación del status de verdad del texto.
Pero ya en el último cuarto del siglo pasado, con la proliferación de espacios donde la imagen cobra independencia de otros contextos de significación -principalmente textuales- y con el desarrollo de la hermenéutica y la semiótica, el acento funcional de la imagen pasó del plano meramente representacional de lo fenoménico al plano comunicativo.
La revista Anales no se mantuvo ajena al cambio de contexto epistémico y conceptual. En este segundo momento, la imagen se independizó del texto para ser incorporada al campo semiótico como uno más de sus elementos. Emancipada así del texto, la imagen ya no pretende ejemplificarlo (función reservada a la ilustración) sino que se constituye en fuente independiente y suplementaria de información, reservando la interpretación del conjunto al lector. De esta forma, la imagen abandona la función paterna lista que le reservaba el periodo anterior. En las publicaciones científicas cumple ahora una función heurística.
A la par de esta emancipación de la imagen respecto del texto, se produce un proceso de estetización editorial de la publicación. Predomina en este momento una dimensión estética sobre lo meramente técnico.
Desde esta aproximación histórica y analítica se propone mostrar el lugar de la imagen en las distintas instancias de edición de la Revista Anales del IAA.
María Valeria Gigliotti, Martín González Samartín.
Buenos Aires, octubre de 2023
[1] Recordemos que ya para Durero, en el Quattrocento Italiano, la cuadrícula por cuya ranura fijaba el artista su mirada implicaba ya en ese momento, desde un punto de vista material, un artefacto antecesor de la cámara fotográfica que permitía efectuar un recorte específico de la realidad observada, es decir, una perspectiva. Queremos con esto, desde el vamos, descartar cualquier función mimética de la imagen como reflejo de la realidad, toda vez que la representación visual implica la existencia de un sujeto observador.
[2] En su libro de la Serie Tesis, Carla García dedica un capítulo a la Revista como publicación insignia del IAA, núcleo de recepción y divulgación de producciones científicas de la región, que refuerza la permanente “red intelectuaI” que caracterizó la trayectoria de su Director y fundador del IAA, Mario J. Buschiazzo. Véase García, C. (2020). Historia del Arte y Universidad: La experiencia del Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas y la consolidación disciplinaria de la historiografía artística en la Argentina ( 1946- 1970), Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas “Mario J. Buschiazzo”, Buenos Aires: Serie Tesis del IAA.
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