«El caserón de Rosas (período 1895-1898)»
El artículo «El caserón de Rosas (período 1895-1898)» de Daniel Schávelzon y María del Carmen Magaz ha sido publicado en la publicación del Congreso Nacional de Historia Militar, volumen II, páginas 1229 a 1241, ISBN 987-96842-2-2, Buenos Aires, evento realizado los días 20, 21 y 22 de noviembre de 1996 y organizado por el Instituto de Historia Militar Argentina.
1. Antecedentes históricos, edilicios, ambientales y socio culturales
La historia de Palermo, como zona descampada se remonta a la conquista de las costas del Río de la Plata. Desde el siglo XVI había sido una parte semiabandonada, poco poblada, aunque dedicada a la agricultura. Este sector (norte de la ciudad en el bajo, entre la barranca y el Río de la Plata) fue dedicado por Garay a las chacras de cultivo, se repartieron unas sesenta de ellas. Esta división careció de amojonamientos lo que produjo posteriores conflictos por saber si la tenencia de las tierras comenzaba desde la orilla del río o desde la barranca1.
Juan Domínguez Palermo unificó un sector de esta zona y se dedicó al cultivo de la vid, trigo y árboles frutales. El nombre de Palermo se fue generalizando y es el origen de la toponimia del lugar. Se oficializó en 1808, cuando autorizado por Santiago de Liniers se creó el Partido de Palermo, como un desprendimiento del Partido de San Isidro. Se extendía desde los Colegiales hasta los Corrales de Miserere2.
La falta de caminos hacia esta zona inaccesible y la desembocadura del arroyo Maldonado, límite de lo que sería Palermo, fue hasta principios de nuestro siglo un juncal de difícil acceso. Rosas decidió hacia 1836, realizar una gran labor de relleno en la zona, baja y arcillosa, trasladando humus desde la zona de Belgrano, hacia el Río de la Plata, rellenando y cubriendo los desniveles. También trasladó tierra desde la boca del arroyo Maldonado y el bajo de la Recoleta. Luego de dos años de acarreos la zona se transformó en un sector apto para cultivo. Rosas ocupó el espacio que queda comprendido actualmente, entre el ex arroyo Maldonado, las avenidas del Libertador y República de la India y el río. Este último corría aproximadamente donde está hoy la costanera. Además se hicieron terraplenes de desagüe y largos canales perpendiculares para desgastar las lluvias rápidamente.
En la parte norte subdividió las tierras en cuadrados rodeados por canales y caminos, donde se cultivaron árboles traídos de todo el país, especialmente naranjales y durazneros. La actual avenida Sarmiento dividía en dos partes el terreno y del otro lado se hallaba el caserón y los jardines. Estos últimos representaban un verdadero paisajismo con diseños de canteros de flores, una avenida arbolada hacia el río y toda clase de plantas. Entre los árboles se ubicaron bustos de mármol sobre pedestales y un largo canal rectificado rodeado por rejas de hierro y pilares de mampostería, que servía para baño y como pileta decantadora. Incluso se construyó una pérgola de madera con cúpula, cubierta de plantas para el baño de Manuelita. Sobre el «baño de Manuelita»3 se publicaron diversos trabajos que mencionamos en las notas bibliográficas. Lo más llamativo en su época fue un barco que había encallado tras una tormenta y que Rosas remodeló y transformó en salón de baile.
Hacia 1836 comenzaron las obras de la residencia. No está demostrado todavía quien fue el autor del proyecto, pero sabemos que la obra fue dirigida por el maestro Miguel Cabrera4. El edificio poseía una planta rectangular con cuatro torreones articulados en los vértices. El rectángulo mayor estaba ocupado por las habitaciones en hileras unidas a través de galerías y pasillos exteriores, comunicados hacia un gran patio central. En el torreón hacia el sur estaba instalada la capilla dedicada a San Benito, cuyo nombre desde hacía tiempo estaba en estrecha relación con Palermo5. En 1838 todo el trabajo había sido finalizado.
El patio interior estaba cubierto de baldosas de calidad, al igual que sus pisos interiores, aunque los cubrían alfombras y esteras, según el uso a que estuvieran destinadas.
«La decoración era sencilla dentro de la rusticidad y sencillez que predominaban en la época. Rosas ocupaba las habitaciones que daban al rió siendo su dormitorio la segunda pieza, en la que tenía su cama de bronce, su armario y sobre una gran estufa un gran espejo. Frente a su cama estaba su escritorio particular y en el medio de la pieza una gran mesa llena de expedientes y a ambos lados de la estufa dos chiffoniers de caoba. Manuelita ocupaba las habitaciones de la parte oeste del edificio. El salón de recibo estaba también sobre este costado, abundando los espejos y los muebles de caoba»6.
El edificio fue parte de una corriente que intentó rescatar ciertos valores vernáculos y tradicionales y aplicarlos a la gran arquitectura oficial, desde la casa de Rosas hasta la Aduana Nueva, de Taylor. No queda en pie un solo ejemplo en todo Buenos Aires. El caserón estaba construido en mampostería de ladrillo revocado por ambos lados y la gran terraza tenía rejas de hierro separadas por pilares también de mampostería. Las maderas utilizadas fueron de gran calidad, a tal punto que después de la demolición de 1899 aún se pudieron reutilizar.
El acceso principal al terreno se daba por una vía paralela al camino hacia San Fernando y separada de éste por un canal. Todo el trayecto tenía árboles de sombra, rejas y pilares de ladrillo, que jerarquizaban el acceso hasta Palermo. La zona estaba abierta al público que llegaba a ver los animales que vivían sueltos en los jardines: avestruces, llamas y pájaros de todo tipo. Pero el mayor atractivo era un pequeño barquito de vapor: toda una novedad con su maquinista que llevaba a la gente desde el caserón hasta el río, en una visita que para su época llamaba la atención.
El conjunto de Palermo es precursor del diseño ambientalista y se construyó a partir de un trazado básico que respondía al medio, con escasa preocupación por lo meramente estilístico, lo que es muy propio del hábitat rural pampeano. Si bien se parte de un esquema geométrico tampoco era extremadamente rígido desde el punto de vista paisajístico. La red vial, por ejemplo, más de una vez presentaba espacios de «bordes blandos» combinando las funciones de paseo y esparcimiento con las de circulación. Otro tanto podríamos decir del jardín anexo al caserón, en cuya combinación de fuentes, flores, glorieta, aves y animales del parque, es donde se visualiza una filiación neorromántica. Sin conexión con la simetría geométrica post-Versalles. La idea general del trazado y la estructura funcional de la quinta parece haber sido del mismo Rosas, partiendo del esquema vial existente, los callejones entre quintas y los arroyos y zanjones. Fue determinante la relación entre estos elementos y las dos construcciones existentes: el «primer rancho» y la casa Núñez: Hornung Holtfenhoff, a partir de la cual se construirá el caserón7.
La quinta estaba ubicada sobre uno de los accesos principales a la ciudad: el acceso desde el litoral. Completaban la red troncal de aquel entonces el Camino de los Reinos de Arriba (actual Rivadavia) y el Camino del Sud, cuyo primer tramo era la Calle Larga de Barracas (hoy Montes de Oca). Cabe aclarar que el estado de estos caminos era bastante malo en época de lluvias. Pero no sólo estaba conectada con la troncal Buenos Aires-Litoral sino que quedaba en buena comunicación con la Chacarita, Blanqueada (hoy Belgrano), las quintas de la actual Villa Crespo y Palermo Viejo, así como con los campos de Rosas en la Pampa y con el cuartel y fábrica de Santos Lugares. Para acceder desde la ciudad a la casona había tres rutas, coincidentes con las salidas de la ciudad ya citadas: el Camino de Santa Fe, la Calle Larga y la ruta del Bajo, ésta última era la roas utilizada para llegar a Palermo de San Benito. Se tomaba la Alameda y luego el Paso de la Guardia Nacional (Leandro Alem) y poco después del «Pobre Diablo» se quebraba un poco para empalmar con el tramo interno del Camino de Palermo, pavimentado y arbolado por Descalzi desde la calle Austria. En 1851 se estaba terminando el pavimento y remodelación desde la entrada de la quinta, hasta el Retiro. En 1849 se instaló una línea de transporte de pasajeros Alameda-Palermo de San Benito.
Luego de Caseros San Benito cambió de dueño, ocupado por Urquiza y sus tropas, el parque fue descuidado y el jardín destruido. El 16 de febrero de 1852 se confiscaron todos los bienes de Rosas, lo que se ratificó por ley de la Legislatura Nro. 1706, del 29 de julio de 1857, pasando estos terrenos a propiedad municipal. Pero la entrega a la Comuna no se efectivizó y en 1862 la Municipalidad reclamaba al Poder Ejecutivo en el acta del 9 de mayo de 1862.
«…No es la primera vez que la municipalidad ha solicitado del poder ejecutivo, la realización de la disposición del artículo 5to. de la ley citada. el cual determina que las fincas urbanas que pertenecieron a Rosas, incluso Palermo y sus adyacencias, que se hallen dentro de los límites de la ciudad de Buenos Aires, se consideran como propiedades municipales y se haga formal entrega de ellas a la corporación»8.
El 3 de diciembre de 1856 el Poder Ejecutivo de la provincia de Buenos Aires dictó el decreto de la fundación del pueblo de Belgrano erigiéndolo en Partido Judicial de Campaña de Belgrano. De acuerdo a los límites de la fundación, Palermo pasaba a la jurisdicción del partido homónimo. No obstante, y en evidente contradicción, la legislatura ratificó el 29 de julio de 1857 el decreto que mencionamos del 16 de febrero de 1852, diciendo:
«las fincas urbanas del mismo origen incluso Palermo y sus adyacencias. que se hallan dentro del Municipio de la ciudad de Buenos Aires, serán desde hoy consideradas como bienes municipales. haciéndose ormal entrega de ellas»9.
No obstante lo arriba transcripto la entrega a la Comuna no se efectivizó, como tampoco a las autoridades de Belgrano, lo que recién se produjo el 23 de abril de 1864. Mientras tanto, el 6 de octubre de 1858 se había dictado la ley proyectada por Domingo Faustino Sarmiento, que entonces era jefe del Departamento de Escuelas de la Provincia, por la cual se disponía que el beneficio de la venta de propiedades de Rosas, se destinase casi exclusivamente a construir edificios escolares. Esta es la razón por la cual la Corporación de Belgrano, si bien es cierto no enajenó Palermo, lo arrendó para que funcionara una escuela de artes, oficios y agronomía, la que estuvo bajo la dirección del ingeniero español Francisco Febrés y Rovira.
Los límites del partido de Belgrano fueron modificados en febrero de 1865 y por ley del 3 de octubre de 1867, la Cámara de Senadores establecía que
«…los terrenos de Palermo dejan de pertenecer al municipio de Belgrano pasando a formar parte del de la capital».10
La ley definitiva por la cual Belgrano perdió sus derechos sobre Palermo se dictó el 19 de octubre de 1870.
El 13 de noviembre de 1872 el Departamento de Gobierno de la provincia de Buenos Aires resolvió que la administración de la propiedad de Palermo y sus adyacencias, corrieran a cargo de la Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires, pero este decreto fue derogado en mayo de 1874 y el Poder Ejecutivo asumió la administración de los terrenos «a fin de que el producido de sus rentas reciba el destino de la ley, sirviendo para fomentar la creación de edificios para escuelas…» 11.
2. El caserón de Rosas: Colegio Militar de la Nación y Liceo Naval
El 1 de mayo de 1865 a instancias del general Bartolomé Mitre se creó una sección militar en la Escuela de Artes, Oficios y Agricultura que funcionaba en Palermo
El proyecto para la creación del Colegio Militar de la Nación fue enviado por el presidente Domingo Faustino Sarmiento y presentado en la Cámara de Diputados obteniendo sanción favorable al igual que en Senadores, dictándose el decreto ley el 11 de octubre de 1869.
Por decreto del 22 de junio de 1870 se designó como cuartel del Colegio Militar recientemente creado al edificio que fuera residencia de Juan Manuel de Rosas. La primera tarea del flamante director, coronel Juan F. Czetz, fue en base a las características del edificio y su moblaje, distribuir locales y adecuar las ‘instalaciones para la nueva función. Por lo que dispuso que las habitaciones que miraban hacia el noroeste fueran habilitadas como dormitorios, el gabinete de química y la enfermería fueron emplazados en las inmediaciones. El comedor y la cocina se habilitaron en los locales que miraban hacia el este, disponiéndose las aulas en los locales que daban hacia el patio interior, protegidas por la galería. Hacia el sureste detrás del edificio se extendía el patio de ejercicios y el llamado «campo de maniobras», limitado al norte por el arroyo Maldonado y parte de Belgrano, al oeste por el camino de las Cañitas y el callejón de la Recoleta, que seguía aproximadamente el trazado de la avenida Las Heras y Libertador, al sur por las barrancas de la Recoleta hasta el Palomar y la cancha de pescadores y al este por el Río de la Plata. La gimnasia se daba sobre la Avenida de las Palmeras (hoy Sarmiento) disponiéndose los cajones de salto en el ángulo oeste de la construcción y los demás aparatos en el costado norte. Este edificio que había sido construido para albergar a una familia y al personal de servicio, llegó a cobijar en 1892, poco antes de ser abandonado por el colegio, 118 cadetes, más el cuadro de oficiales, el claustro de profesores y el personal de tropa y servicios12.
Durante la dirección del coronel D. Simón A. de Santa Cruz desde el 22 de julio de 1880 y el 14 de enero de 1887, una de sus preocupaciones fue mejorar las condiciones del edificio de Palermo, solicitando al ministro secretario de estado en el Departamento de Guerra y Marina, Dr. Carlos Pellegrini, la conexión de agua corriente que se podía traer del depósito del Parque 3 de Febrero. A dicho efecto adjuntó dos presupuestos y en la misma fecha elevó otros dos presupuestos para la instalación de luz de gas. Fundamentó su pedido en las ventajas sobre la luz de kerosene. Este proyecto fue aprobado13.
En 1883 fueron reabiertos varios de los cerramientos de mampostería que se habían levantado para clausurar las galerías exteriores. Una nota de García Enciso escrita en 1883 dice así: «Habiéndose descubierto ayer un solo arco, el que queda al frente de la clase del tercer año, fue necesario imponer un castigo a todo ese año, por no poder impedir que los alumnos atendieran más bien a las damas que paseaban por la avenida que a sus profesores y sus libros. A esto se agrega que una vez abiertos los arcos quedarán sin ninguna seguridad los dormitorios, no teniendo como vigilarlos ni cuidarlos… y teniendo tal facilidad sería imposible que se vayan por las noches el Colegio, como sucedía tiempo atrás. Pero, pese a todo los rellenos de los arcos fueron finalmente derribados, para la alegría de los estudiantes» 14.
Por espacio de 22 años sirvió el caserón de Palermo como cuartel del Colegio Militar y 17 promociones de oficiales egresaron de sus aulas15.
Adjuntamos como material gráfico un proyecto de Enrique Aberg para el Colegio Militar en el cual se conservan los muros originales y su distribución pero se le anexan no sólo nuevas alas y dependencias sino también patios, hasta modificar la fisonomía del conjunto. Asimismo reproducimos otro proyecto de Carlos Morra (circa 1890) para realizar una Escuela de Esgrima en el interior del Colegio Militar. Iba a construirse sobre el muro sur del caserón mirando hacia el patio-caballeriza ubicado en ese sector.
Hacia 1892 el Colegio adquirió en la localidad de San Martín un predio con un edificio que fue ampliado y remodelado y se fijó el 12 de septiembre de 1892 como fecha de iniciación de los cursos en el nuevo Colegio Militar de San Martín. El viejo caserón será luego ocupado por la Escuela Naval16.
Con el traslado de la Escuela Naval Militar a Palermo, comenzó un período de estabilización de la institución ya que durante veinte años había tenido ocho mudanzas. Seis como establecimiento docente embarcado precariamente en diversas unidades y dos en tierra en el pueblo de Diamante (Entre Ríos) y en la Capital Federal, en un local ubicado en un terreno que daba a las barrancas del río, en la actual avenida Alvear, sin contar otras breves en la isla Martín García, Boca del Riachuelo y zona de Tigre. Se asignó la suma de 10.000 pesos para afrontar las reparaciones que se hacían necesarias realizar para adecuar el edificio a las necesidades de la escuela. El Sr. Carlos Tagliaferro fue el constructor que tuvo a su cargo los trabajos más importantes de esas reparaciones17.
La Escuela Naval se estableció en Palermo desde 1893 hasta 189818.
Adjuntamos en material gráfico un plano levantado antes de la demolición del Liceo Naval, donde se observa el estado en que se encontraba tanto el caserón de Rosas, como los agregados y cerramientos. Asimismo en otro plano muy esquemático de la Escuela Naval se visualiza el patio caballeriza poco antes de la demolición de 1899.
3. La desaparición del caserón de Rosas. Año 1899
En 1874 toda la zona pasó a denominarse Parque 3 de Febrero, por iniciativa de Vicente Fidel López, durante el gobierno de Sarmiento, quien poco después pasó a ser el director de las obras que allí se llevaron a cabo. La inauguración del parque estuvo a cargo de Nicolás Avellaneda el 11 de noviembre de 1875, cuando plantó en forma simbólica la magnolia que aún está en pie en la esquina de las avenidas Berro y Casares. El Presidente de la República dijo en su discurso.
«El viejo y rústico Palermo es desde hoy el Parque 3 de Febrero y ostentará pronto en sus fuentes de aguas surgentes, en sus estatuas. en sus calles rectas o curvas. en sus bosques artísticamente formados para dar sombra y luz al paisaje. junto a las artes, el buen gusto y el sentimiento de lo bello ofrecen en los parques de Santiago de Chile. de Nueva York, de París y de Londres…»19.
Sarmiento por su parte en su discurso dijo:
«El Parque 3 de Febrero será de hoy en adelante el patrimonio del pueblo, verdadero tratamiento higiénico que robustecerá sus miembros por el saludable ejercicio… y cultivará el buen gusto con la combinación de bellezas naturales…. que estos dilatados jardines se ofrecerán… Sólo en un vasto, artístico y accesible parque el pueblo será pueblo: sólo aquí no habrá ni extranjeros, ni nacionales, ni plebeyos…» 20.
Los personajes fundamentales del trazado y la construcción del Parque entre 1874 y 1876 conforman un conjunto de técnicos europeos cuya acción fue impulsada directamente por Sarmiento quien requirió los servicios de un ‘ingeniero prestigioso como Julio Dormal; Ernesto Oldendorff, prusiano, director nacional de Agricultura («primer alemán del Río de la Plata», lo llamaba Sarmiento) y Jordán Czelaw Wysocky, polaco, ingeniero militar. En julio de 1874 había trescientas setenta y cuatro personas trabajando en el parque. Se mantuvo correspondencia con Europa para la compra de invernáculos, puentes, sistemas de riego, etc.
En septiembre del mismo año sorpresivamente se convocó a un concurso de proyectos para el parque. El primer premio lo obtuvieron Adolfo Methfessel y Carlos Boemel, ambos vinculados al grupo de técnicos y científicos alemanes que trabajaba con Sarmiento, pero el proyecto y sus autores fueron dejados de lado y se contrató para finalizar las obras a Julio Dormal. En 1875 se contrató la construcción del Hipódromo, se concedieron las líneas de tranvías y se cedió a la Sociedad Rural el predio de exposiciones, inaugurándose la primera sección en noviembre del mismo año. El modelo explícito del proyecto de Sarmiento para Palermo era el Central Park.
Entre 1874 y 1876 Forchel desarrolló el jardín de Aclimatación (en actual Scalabrini Ortiz y Paraguay) y se desarrolló el antiguo zoológico que dirigirá Holmberg a partir de 1888. En este mismo año el parque pasó a depender de la Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires. Fallece Sarmiento21.
La idea del progreso dominó la década del 80. Por primera vez se planteó la necesidad, en sentido positivista de referir el parque a un sistema. Así «Buenos Aires poseerá como París, un parque en cada uno de sus puntos cardinales: al norte el Parque 3 de Febrero, al sur los Parques Convalecencia y Rivadavia, al oeste el Parque de la Chacarita»22.
La obra de Torcuato de Alvear consistió en embellecer la ciudad con escenografías como las llamadas «grutas» que desaparecieron casi inmediatamente bajo la intendencia de Seeber.
En 1892 Carlos Thays, accedió por concurso al cargo de director de Paseos, desde el cual desarrolló el jardín Municipal del Norte y concluyó las obras del Parque 3 de Febrero. En 1893 se adquirieron nuevos terrenos y tres años mas tarde se terminó la segunda sección, el Tiro Federal y la sección de los lagos. Comenzaron las concesiones que totalizaron el 12 por ciento de la superficie del parque en 1913, y el 54 por ciento en 1939, con el impulso dado a los clubes y sindicatos. En 1901 se terminó el pabellón de los lagos y en 1908 se excavó el lago Regatas, finalmente en 1917 se inauguró el Rosedal23.
El final de esta historia es la destrucción del caserón de Rosas. Al parecer, no importó que hubiera sido sede del gobierno nacional, ni que hubiera albergado varias funciones importantes, ni en todo caso su valor arquitectónico. En aras del mal entendido «progreso liberal», fue dinamitado en la madrugada del 3 de febrero de 1899, como celebración de esa fecha histórica, estando el intendente Bullrich a cargo de las operaciones. La destrucción no fue entendida como pérdida de un edificio histórico, por el contrario, mucho más tarde se escribió que el edificio «sucumbe como un soldado volado por la dinamita… había servido a soldados de tierra y mar y recibía en su postrer momento, a modo de salvas de honor, las explosiones que materializaban su fin». 24
En reemplazo del caserón de Rosas se levantó el monumento a Sarmiento, que le fue encargado al escultor francés Auguste Rodin y que fue inaugurado el 25 de mayo de 1900.
4. Excavaciones arqueológicas
En el año 1985 el Dr. Daniel Schávelzon y el Arq. Jorge Ramos a través del Centro de Arqueología Urbana, del Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas «Mario J. Buschiazzo» ‘inició la primera etapa de las excavaciones arqueológicas del caserón de Rosas que representaron un aporte novedoso para la arqueología urbana de nuestro país, ya que no se habían realizado trabajos de arqueología en arquitectura del siglo XIX.
Se excavó en la plaza actual de Palermo ubicada en Libertador y Sarmiento comenzando por una fuente y el canal de Manuelita. Se pudo observar el canal y sus sistemas constructivos, dibujarlos, fotografiarlos y rescatar algunos pocos objetos de interés.
En el año 1988 se realizó una nueva excavación. Uno de los objetivos era el estudio de la casa más antigua de las que conformaron el llamado caserón. Sabemos que Rosas compró una propiedad que readecuó y que años más tarde construyó el resto del edificio. La unión entre esas dos obras era visible aún en las fotografías existentes y en los planos, para poderlo ver en detalle se realizó una maqueta a escala. Era importante estudiar la unión entre las dos obras y observar la remodelación hecha a la casa original. Este fue uno de los puntos en que más avances se lograron, al obtener un enorme cúmulo de información sobre la historia constructiva de este edificio. Para lograr esa información las excavaciones se centraron en la parte del acceso del edificio, es decir la entrada que miraba al río. Se observó también si, además de estas obras fechadas entre 1839 y 1843 (primera casa remodelada y construcción de Cabrera de la ampliación) había en el sitio restos aún más antiguos. Asimismo se comparó el material cultural de la época de Rosas con el más tardío usado en el edificio25.
El estudio arqueológico ha mostrado el buen estado de conservación de sus restos arquitectónicos, consistentes en pisos de ladrillos y baldosas, cimientos de gran tamaño y algunos sectores de la parte inferior de las paredes. Asimismo, tanto en la tierra de su alrededor, como en el escombro mismo, existía una cantidad razonable de objetos culturales que se remontaban a épocas anteriores al edificio, a su existencia y a su época más tardía.
La excavación, el análisis de lo recuperado y posiblemente —en el futuro— la consolidación y exposición de una parte de esos restos materiales de nuestra historia es una tarea que va mas allá de la mera historicidad de los mismos. La arqueología aplicada a contextos urbanos actuales permite visualizar como una alternativa, muy lenta y compleja pero con posibilidades que la historia documental no tiene. una relectura de nuestra historia.
NOTAS
- PANDO J., «Palermo de San Benito», en Anales del Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas Nro. 17. Universidad de Buenos Aires. Facultad de Arquitectura y Urbanismo. 1964.
- «El Parque Tres de Febrero», en Buenos Aires nos cuenta, nro. 20, octubre 1991.
- RAMOS. Jorge. SCHAVELZON, Daniel : «El estanque de Rosas. Primer lago de Palermo–. La Gacela de Palermo, Nro. 14 Año 11, 1988.
FRESCO Carlos: «Hallazgo inesperado. Un caimán en la pileta de Manuelita». La Gaceta de Palermo. Nro. 11. Año 1987.
RAMOS, Jorge; SCHAVELZON, Daniel: «El estanque de Rosas y el Baño de Manuelita en Palermo». Revista del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas. Abril. septiembre 1992. 4 - SCHAVELZON, Daniel. «El caserón de Rosas en Palermo: Las excavaciones arqueológicas». Revista Historia. Nro. 20. Bs. As. 1986.
SCHIAVO. Horacio. Palermo de San Benito. Cuadernos de Buenos Aires xXX11 Municipalidad de la ciudad de Bs. As.. 1969.
HERZ. Enrique: «La casa de Rosas en Palermo» Boletín del Instituto Histórico de la Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires. s/f.
FRESCO, Carlos: «La Primera morada de Rosas en Palermo». La Gaceta de Palermo. Año V. Nro 6. 1987.
FRESCO, Carlos: «Los hacedores de la quinta de Rosas en Palermo de San Benito». La Gaceta de Palermo Año V. Nro. 6. 1987.
FRESCO, Carlos: –La casona de Rosas y el maestro Miguel Cabrera». La Gaceta de Palermo» Año 1. Nro 5, 1986 - FRESCO. Carlos: «Palermo de San Benito, un nombre que aún oculta parte de nuestra historia». La Gaceta de Palermo, Año 1 Nro 6 1987.
- BILBAO, Manuel: Tradiciones y Recuerdos de Buenos Aires. Taller Peuser y Cia. Buenos Aires.
- RAMOS, Jorge; SCHAVELZON. Daniel: «Historia y Arqueología de Palermo de San Benito. Aspectos de su planeamiento ambiental». Anales del Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas «Mario J. Buschiazzo » Nro 27-28. 1989/91. Universidad de Buenos Aires. Facultad de Arquitectura y Urbanismo.
- «El Parque Tres de Febrero» en Buenos Aires nos cuenta. Nro 20 1′ edición. octubre de 1991.
- Ibídem.
- Ibídem.
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- Historia del Colegio Militar de la Nación. Edición de su centenario, 1869. 11 de octubre de 1969. Volumen I . Estudio gráfico SECPA Buenos Aires 1969.
- SCHAVELZON, Daniel: «El caserón de Rosas en Palermo :las excavaciones arqueológicas» Revista Historia. Nro. 20. Op. cit.
- Historia del Colegio Militar de la Nación. Op. cit.
- GARCÍA ENCISO, Isaías. J.: Historia del Colegio Militar de la Nación. Círculo Militar Buenos Aires. Colección Historia. Enero-marzo 1970 Buenos Aires mayo de 1970.
- Dr. LUQUI LAGLEYZE. Julio Ángel: «El Colegio Militar de la Nación en Palermo», La Gaceta de Palermo.
- BAMIO, José R. «La Escuela Naval Militar en Palermo» La Gaceta de Palermo Año 1 Nro 3. 1986.
- BURZIO. Humberto F. (Cap. de navío). Historia de la Escuela Naval Militar Tomo 1. Libros I, II, III. IV y V Comando en Jefe de la Armada. Secretaria General Naval. Departamento de Estudios Históricos Navales. Historia Naval Argentina Nro. 16, Bs. As.. 1972.
- Diario La Nación. «Discurso en la inauguración del parque», 23 de enero 1944. 20
- Palabras de Sarmiento al inaugurar el Parque 3 de Febrero», La Gaceta de Palermo, 1991.
- OTTONELLO. Flector La traza originaria de Buenos Aires. La Argentina Summa de Geografía. Buenos Aires. Peuser 1960. Vol. 9. pág. 3-70.
- Ibídem
- Ibídem 24
- SCHAVELZON, Daniel: «El caserón de Rosas en Palermo: las excavaciones arqueológicas». op. cit.
- SCHAVELZON, Daniel: RAMOS. Jorge: «Excavaciones arqueológicas en el caserón de Rosas en Palermo» Revista del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas. Nro. 26, octubre-diciembre 1991.